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Las guerras de Siria

Israel nunca hizo nada para debilitar el régimen sirio, que tiene por odioso pero que le dio durante casi treinta años su frontera más segura

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Vivir para ver: en la pasada noche, por un largo momento, Israel y su peor enemigo a largo plazo, los yihadistas cercanos a Al-Qaida, fueron estrictos aliados y los segundos no habrán lamentado el ataque con misiles de la fuerza aérea israelí contra lo que la TV siria llamó un centro de investigación militar junto a Damasco.

De hecho, según testimonios concordantes aunque no oficiales, las fuertes explosiones se oyeron en el monte Qasio, que domina la capital y donde hay, en efecto, instalaciones militares diversas. Esto no es incompatible con la extendida versión de que los aviones israelíes atacaron un convoy que transportaba misiles iraníes para el movimiento libanés Hizbollah, aliado del régimen sirio.

En los últimos meses el ya importante arsenal del partido-milicia shií, fuerza política central en el escenario político libanés, se ha reforzado con la recepción de la última versión de los misiles iraníes 'Fahar-5'. A esta versión, la de una confrontación irano-israelí, se atuvo el presidente Obama en su breve comentario sobre los hechos para sostener que “Israel tiene el derecho a defenderse del Hizbollah” (…) y recordar que “Israel está muy cerca, al lado, de Siria… y del Líbano”.

La eventual ampliación de la guerra

Lo sucedido, aunque suscita perplejidad inicial, es por completo explicable desde el muy extendido pronóstico de que la guerra en Siria sería, de hecho, las guerras de Siria, un plural que provee una explicación de los hechos.

Israel nunca hizo nada para debilitar el régimen sirio, que tiene por odioso pero que le dio durante casi treinta años su frontera más segura porque el duro régimen baasista-alauí en Damasco controlaba perfectamente el país, no aceptaba competencia política alguna y tenía su propia agenda, que empezaba por la recuperación de los altos del Golán, ocupados en1967 (y anexionados ilegalmente más tarde) por los israelíes.

Incluso cuando las conversaciones sobre la eventual devolución del territorio a Siria fracasó, a finales de los noventa, Siria se abstuvo de activar el frente y volvió al statu quo ante. Además, el régimen sirio había dominado la insurrección armada de los Hermanos Musulmanes en los ochenta con una violencia inaudita y era, y es, un enemigo radical de Al-Qaida. Esta triple condición (vecino seguro, régimen creíble y común adversario) no fue suficiente, sin embargo para mover a Israel a aceptar la restitución del Golán.

El mosaico se complica

Entre ambos está el Líbano, donde un gobierno mestizo (ahora en funciones mientras Tammam Salam, un sunní moderado busca formar otro de consenso y amplia base) se queja a diario de las violaciones de su espacio aéreo por la aviación israelí y busca sobre todo evitar el desbordamiento de la guerra en Siria a su suelo.

El Hizbollah, primera formación libanesa – y la que dispone, de lejos, del mejor y más aguerrido brazo armado – tardó en ser un actor activo en el conflicto sirio pero su entrada en acción, enviando instructores y trasladando equipo iraní a Siria, confirmó la tesis de las varias guerras sirias. En su caso, su objetivo estratégico es Israel, con el que sostuvo una guerra exitosa en 2006.

Lo probable es que el Hizbollah no mueva un dedo en su frontera con Israel y siga apostando por mantener la situación, favorable en las últimas semanas al ejército sirio, que ha retomado áreas bajo control opositor. En fin, hay que añadir que el vecino oriental, Irak, no acepta la presión norteamericana de separarse del irán, shií como lo es el gobierno de Bagdad. Hay que anotar aquí que, entre la indiferencia general, el gobierno de Nuri al-Maliki acaba de ganar con holgura las elecciones municipales, se siente reforzado y es, objetivamente, parte del bloque pro-sirio…

Sí, hay varias “guerras de Siria”…