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Cannes supera su ecuador con las dos grandes actuaciones de Binoche y Bardem y poco más en competición

En el séptimo día de la muestra, y proyectadas diez de las 19 películas de la sección oficial, no hay ninguna favorita

CANNES (FRANCIA) Actualizado: Guardar
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La 63 edición del Festival de Cannes ya ha pasado su ecuador y, hasta ahora, se han visto dos grandes actuaciones, las de Juliette Binoche y Javier Bardem, y poco más, con muchas películas que suenan a ya vistas en competición y alguna sorpresa agradable en las secciones paralelas. En el séptimo día de festival y proyectadas diez de las 19 películas de la sección oficial, no hay ninguna favorita y las puntuaciones de los críticos no pasan del notable raspado, con Another year, de Mike Leigh, a la cabeza de las apuestas.

Pero no tanto por sus méritos como por los deméritos del resto. A pesar de los grandes nombres reunidos por el Festival, los trabajos que se han podido ver en Cannes son obras que no aportan nada a las cinematografías de sus realizadores. Ni Mike Leigh, ni Bertrand Tavernier, ni Abbas Kiarostami, ni Jean-Luc Godard, ni Takeshi Kitano, ni Alejandro González Iñárritu han ofrecido grandes novedades en su cine. Tampoco las actuaciones merecen sobresaliente, con dos grandes y estupendas excepciones.

El español Javier Bardem es, a juicio de todos, el principal y casi único candidato hasta el momento para el premio al mejor actor. Aunque su caso es por méritos propios. Su interpretación de un padre desesperado ante el abandono que su muerte va a provocar en sus hijos, ha recibido el aplauso unánime en Cannes, donde el público ha recibido calurosamente el filme de Iñárritu, Biutiful, frente a la frialdad de la crítica. Pero en lo que están todos de acuerdo es en la soberbia actuación del español, al que se da ya como seguro ganador.

Buen estreno de Diego Luna

Y en el apartado femenino también una gran favorita, la francesa Julliette Binoche. Su interpretación de Elle es lo mejor de Copie conforme, el filme presentado a competición por el iraní Abbas Kiarostami. Una historia de amor bajo el sol de la Toscana en la que Binochette es la protagonista absoluta y sobre la que recae todo el peso de una historia clásica.

Pero ha sido fuera de la carrera por la Palma de Oro, en las secciones paralelas o fuera de competición del festival en las que ha habido gratas sorpresas con pequeños filmes que han superado con creces las expectativas. Y en varios casos, latinoamericanos. Es el caso de Abel, la ópera prima del actor mexicano Diego Luna, presentada en sesión especial y que ha gustado y mucho por su sencillez, su historia y su protagonista, Christopher Ruiz-Esparza, de sólo 9 años. La historia de un niño que asume el papel de padre en una familia marcada por la emigración del cabeza de familia a los Estados Unidos.

El brillo de la alfombra roja

Muy diferente de otro filme que ha dado mucho que hablar en Cannes, el del también mexicano Jorge Michel Grau, quien con Somos lo que hay revolucionó la Croisette con su canibalismo familiar, muy bien recibido en la Quincena de Realizadores. Al igual que el chileno Patricio Guzmán que, con su poético filme Nostalgia de la luz, un documental sobre la búsqueda de los desaparecidos en el norte del país que ha estado de boca en boca desde su primera proyección. Otro documental que ha llamado la atención e incluso creado polémica es Draquila-L'Italia che trema, realizado por la italiana Sabina Guzzanti y que analiza con dureza la reacción y la gestión del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, tras el terremoto del pasado año en la localidad de L'Aquila, en el que murieron más de 300 personas.

Y protagonistas también por su lado comercial, los últimos trabajos de Ridley Scott -Robin Hood-, Oliver Stone - Wall Street 2- y Woody Allen -You will meet a tall dark stranger-, exhibidos todos ellos fuera de competición.

Una primera parte del festival que ha dado algunos buenos momentos de cine y de sus estrellas, como el aclamado paseo por la alfombra roja del veterano Alain Delon, que acudió a Cannes para presentar la versión restaurada de El Gatopardo. O la amplia delegación española, encabezada por Pedro Almodóvar, que acudió a un homenaje al cine español, personificado en Tristana, de Luis Buñuel.

Pero de aquí al domingo aún queda mucho cine que ver, como la única película estadounidense a competición, Fair Game, de Doug Liman, con Sean Penn y Naomi Watts; la segunda parte de Quemados por el sol, de Nikita Mijalkov; la italiana La nostra vita, de Daniele Luchetti, o el último en entrar en la lista de Cannes, Ken Loach y su Route Irish.