La Palma de Oro. / Reuters
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El glamour del séptimo arte vuelve a inundar Cannes

Un total de 19 filmes aspiran a llevarse la Palma de Oro en un certamen en el que se estrenarán las nuevas cintas de Iñárritu y Woody Allen

MADRID Actualizado: Guardar
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El glamour vuelve a La Croisette. La 63ª edición del Festival Internacional de Cine de Cannes abre sus puertas con el estreno de Robin Hood, la revisión del mito del arquero de Sherwood firmada por Ridley Scott y con Russell Crowe en el papel estelar que se proyecta fuera de competición. Una concesión al cine más comercial por parte de un certamen que siempre ha sabido conjugar a la perfección los proyectos más personales con aquellos destinados a gozar del apoyo masivo del público.

Crowe y la australiana Cate Blanchett, que interpreta en la cinta a Lady Marion Loxley, la mujer de la que se enamora el cruzado que roba a los ricos para saciar el hambre de los pobres, serán las dos primeras estrellas que pisarán la alfombra roja de Cannes, pero ni mucho menos serán las últimas. Javier Bardem, Pedro Almodóvar, Eva Longoria, Diane Kruger, Woody Allen o Antonio Banderas son otros de los que no se perderán la cita con el festival más sobresaliente del panorama cinematográfico, muy por encima de la alicaída Berlinale o la irregular Mostra de Venecia.

Sobre ellos se concentrarán los flashes mientras los críticos y el público degustan el carrousel de filmes con los que los organizadores del certamen, con Thierry Frémaux a la cabeza, les agasajarán. Más atentos que nadie estarán los componentes del jurado, presidido por el realizador Tim Burton (Alicia en el país de las maravillas) e integrado por los actores Benicio del Toro, Kate Beckinsale y Giovanna Mezzogiorno, los realizadores Víctor Erice y Shekhar Kapur, el compositor Alexandre Desplat, el escritor Emmanuel Carrere y el director del museo de cine italiano Alberto Barbera. A los nueve les corresponderá calibrar el nivel de los 19 largometrajes que competirán dentro de la sección oficial por llevarse la Palma de Oro.

Mucho más que la Palma de Oro

La última en incorporarse a esa terna de películas que pelearán por el galardón más preciado del universo cinematográfico después del Oscar ha sido Route Irish, una cinta de Ken Loach que narra la historia de dos antiguos soldados británicos enamorados de la misma mujer que se desplazan hasta Irak para trabajar como contratistas privados. Junto a ella estarán títulos tan esperados como Biutiful, la cinta de Alejandro González Iñárritu sobre un abnegado padre (Javier Bardem) que trata de proteger a sus hijos mientras siente cómo se cierne sobre él el aliento de la muerte; Certified Copy, largometraje del iraní Abbas Kiarostami que traslada a Juliette Binoche –la actriz inmortalizada en el cartel de la presente edición del festival- a un idílico pueblo de la Toscana; Outrage, en la que el japonés Takeshi Kitano revela el tenebroso mundo de los clanes yakuza, o Fair Game, en la que Doug Liman escarba en el turbulento asunto de la filtración del nombre de una espía de la CIA (Valerie Plame) por parte de ciertos miembros de la Administración Bush que deseaban vengarse del esposo de la agente, el diplomático Joe Wilson, a causa de su negativa a respaldar las pruebas falsas con las que se justificaría la invasión de Irak.

Pero, como siempre, algunos de los filmes que más polvareda levantarán se proyectarán fuera de concurso. Es el caso de You will meet a tall dark stranger, cuarto rodaje de Woody Allen en el Reino Unido –tras la memorable Match Point, la entretenida Scoop y la decepcionante Cassandra’s Dream- y que cuenta en su reparto con estrellas de la talla de Anthony Hopkins, Naomi Watts, Josh Brolin o Antonio Banderas. También será la puesta de largo para Wall Street: Money Never Sleeps, con el regreso del tiburón financiero Gordon Gekko (Michael Douglas) 20 años después de salir de la cárcel; o para Tamara Drewe, en la que el siempre sobrio Stephen Frears convierte a la 'chica Bond' Gemma Arterton en una amazona del siglo XX.

Además, el mexicano Diego Luna estrenará su opera prima como director, Abel, lo mismo que harán dos viejos conocidos de la saga Spider-Man, Kirsten Dunst y James Franco, con los cortometrajes Bastard y The clerk’s tale, respectivamente.

Un suculento manjar

Para los más nostálgicos, se exhibirán copias restauradas de auténticas joyas del séptimo arte como Tristana (Luis Buñuel, 1970), El gatopardo (Luchino Visconti, 1963), La Reina de África (John Huston, 1951), Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960) o El tambor de hojalata (Volver Schlöndorff, 1940). Los cineastas amateurs tendrán la oportunidad de recibir una clase magistral impartida por el italiano Marco Bellocchio, autor de cintas como En el nombre del padre o El diablo en el cuerpo, mientras que los románticos empedernidos podrán bajar a la playa Macé para contemplar filmes inéditos.

En definitiva, un suculento manjar cinematográfico para un certamen que cuenta con un presupuesto que ronda los 20 millones de euros y que mantendrá la espadas en alto hasta el día 23, cuando se clausure el festival con la ceremonia de entrega de premios. Entonces se desvelará el secreto mejor guardado, el nombre del realizador que se lleva a casa la Palma de Oro. Lo único seguro sobre este punto es que, en el año de Kathryn Bigelow (En tierra hostil), no será una mujer, pues no hay ninguna entre las directoras de la sección oficial. Nada extraño si se tiene en cuenta que sólo la neozelandesa Jane Campion rompió la tradición en 1993 con El piano.

Hasta ese día, decenas de miles de aficionados y profesionales se acercarán a Cannes, ávidos por sentir en primera persona el esplendor de un festival que representa una parada obligatoria para todo aquel que es o aspira a ser algo en el mundo del cine.