Uno de los pescadores que rescató de la balsa a Elián, lo sostiene en brazos durante el asalto de agentes federales del domicilio del tío abuelo del niño./ Archivo
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Elián, diez años después: De 'niño balsero' a militar comunista

Con tan sólo seis años se convirtió en símbolo de la encarnizada puja entre anticastristas de Miami y el Gobierno de La Habana. Hoy, a sus 16 años, es un icono para el régimen

MADRID Actualizado: Guardar
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Han pasado diez años de la tormenta política entre Estados Unidos y el régimen de Fidel Castro que originó el caso del 'niño balsero'. Elián González sobrevivió al hundimiento de una balsa en la que iba junto a su madre escapando de Cuba. Entonces, se convirtió en un símbolo del encarnizado enfrentamiento entre anticastristas de Miami y el Gobierno de La Habana. Hoy, a sus 16 años, es un icono para el régimen.

'Eliancito' -como lo llamaba el propio comandante- se ha convertido en un adolescente de cabello corto, que estudia en una escuela militar y es delegado de la juventud comunista. Nada queda de aquel niño de imagen tímida pero sonrisa abierta que acaparó las portadas de los periódicos durante siete meses. Su historia consiguió conmover y dividir a la opinión pública internacional.

En noviembre de 1999, amarrado a un neumático, flotando en aguas del estrecho de Florida, Elián fue rescatado y entregado en Miami a unos parientes lejanos en custodia temporal, que luego se negaron a devolverlo a su padre, lo que desató una complicada disputa legal y un drama familiar.

Batalla legal

Sus allegados en Miami, apoyados por la disidencia, comenzaron una batalla por el derecho de asilo político del niño. Pero Elián era un menor. Además, la decisión de la madre se contemplaba como secuestro a ambos lados del estrecho. El caso se complicaba. Mientras la Justicia estadounidense resolvía sobre la custodia del niño, el pulso entre el régimen y sus opositores se trasladaba a las calles.

En la Habana, Fidel Castro advertía a los exiliados de que no intentaran quedarse con el niño y movilizaba al país bajo una única consigna: "¡Devuelvan a Elián!". La causa fue aprovechada por el líder cubano para lanzar una ofensiva política, la 'Batalla de Ideas'. La disidencia, por su parte, centraba sus mitines y marchas en el derecho de Elián a residir en la 'Pequeña Habana', adónde su madre luchó por llegar.

Pese a que la tensión se acrecentaba, las siempre complicadas relaciones entre Estados Unidos y Cuba, daban un giro de 360 grados. El caso del 'balserito' consiguió que por primera vez Castro y el entonces presidente Bill Clinton estuvieran de acuerdo en un punto: Elían debía regresar a la isla.

El 22 de abril de 2000, el Departamento de Justicia ordenó que el niño fuese sacado de la casa en la que residía con sus parientes, proporcionando una imagen que dio la vuelta al mundo y que le valió un Pulitzer a su autor: efectivos armados del Servicio de Inmigración se llevaron al pequeño a la fuerza para finalmente devolverlo a su padre. La operación desató la furia del exilio y cientos de cubanos encolerizados se lanzaron a las calles de Miami para protestar contra el Gobierno estadounidense.

De vuelta a la isla

Finalmente, el 28 de junio, cuando venció el plazo de una moción legal que impedía su salida de Estados Unidos, el pequeño náufrago retornó a Cuba con su padre. El Gobierno de La Habana consideró su devolución una victoria política frente al sector más radical del exilio anticastrista residente en Florida.

Desde su vuelta, Elián ha vivido apartado de la vista pública. Pese a que Fidel Castro aseguró que nunca sería usado en actividades políticas, lo cierto es que tanto él como su hermano han solicitado su presencia en actos oficiales y fiestas privadas.

Sus apariciones públicas han coincidido con fechas de algún significado político. La última se produjo el pasado 4 de abril durante el IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas. Atrás quedaba la imagen de niño, ahora es un adolescente que aspira a ser oficial. La fotografía fue distribuida por las autoridades cubanas bajo el siguiente lema: "Hoy, una década después, encontramos a esos mismos ojos debatiendo entre jóvenes cómo hacer revolución".