PESCA

«Nuestro peor enemigo es el viento de levante

Antonio Ponce, en el puerto de Conil ANTONIO VÁZQUEZ

J. R.

El despertador suena muy temprano en la casa de Antonio Ponce. La flota que se encarga de colocar el copo de la almadraba de Conil zarpa cada mañana antes de las siete. Unos 60 hombres toman posiciones en seis barcos para desplegar a cinco kilómetros de la costa cientos de metros de cables y redes. A su vez, cuatro buzos fijan en el fondo marino el cableado que, junto con las anclas sumergidas, forman el laberinto por donde el atún entrará en su camino buscando las aguas cálidas del Mediterráneo. Al frente de esta organización se encuentra Antonio, de 56 años, que ejerce de capitán de esta tropa de veteranos pescadores, entre los que se encuentra su hijo. «El peor enemigo que tenemos es el viento de levante». Antonio sabe que cuando sopla el levante la faena es imposible y el retraso se acumula. Confía en que el copo de Conil esté definitivamente armado a mediados de la próxima semana, pero insiste en que dependerá del viento. Antonio es un pescador artesanal que lleva 33 años en la almadraba de Conil y cuando acaba la temporada vuelve a su barco a ganarse la vida como pescador de bajura.El sol le ha quemado la piel y el salitre ha cuarteado su rostro y manos. El desembarco de la plantilla a mediodía en el puerto de Conil es todo un espectáculo. Llegan con la ropa tiznada de negro, fruto del alquitrán que llevan los cables del copo para evitar su oxidación cuando se coloca en el fondo del mar.

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