CARNAVAL

Guía para encontrar a las agrupaciones ilegales del Carnaval callejero

Las ilegales son el mejor fruto de La Viña, pero se las puede encontrar desde el mismo Ayuntamiento sin necesidad de ser un zapador chirigotero

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El viaje empieza en Cádiz. No es una obviedad, es que para buscar ilegales hay que cruzar las Puertas de Tierra. ‘Cadi Cadi’ se convierte en un mapa gigantesco a escala 1:1 lleno de tesoros. ¿Que dónde se esconden? Vamos a ir siguiéndoles el rastro despacio, degustándolos. Porque el placer está en encontrarlos pero también en saber buscarlos. Es como ir a buscar setas, pero con la cantimplora llena de moscatel.

Se puede empezar la búsqueda en el propio Palacio de Congresos. No es que haya muchas agrupaciones allí, pero alguna no puede resistirse y, al abrigo de la antigua fábrica de tabacos, comienza su repertorio. Puede caer ahí el primer vasito de moscatel, que no todo va a ser andar.

Avanzando el camino llegamos a la plaza de San Juan de Dios y justo debajo del Ayuntamiento ya habrá alguna agrupación esperándole. O dos rivalizando en voces. Busque un buen sitio, acomódese contra una columna de las que flanquean la puerta del Consistorio y, bueno, permítase un nuevo vaso de moscatel (tiene que traerlo usted, aún no lo reparte el Ayuntamiento). Si ya se ha cansado de este lugar, puede elegir dos caminos...

El primero no garantiza éxito. Sube por la calle Nueva. Allí, a la altura de Cápital, es posible disfrutar de algún romancero que quiera hacer la guerra por su cuenta. Avance un poco y llegará a la plaza Mendizábal (a Vargas Ponce, que diría un castizo). Con suerte en la plaza podrá encontrar alguna callejera (o a Bienvenido, que nunca se sabe). Si mientras les escuchaba ha aprovechado para tomarse otro vaso de moscatel puede hacer uso de los inodoros que suelen estar colocados en la plaza. Porque lo que está prohibido es orinar en la calle, privilegio que solo se le concede a los perros. Si avanza por la calle Rosario podrá darse de bruces con alguna ilegal, con la ventaja de que es un espacio poco masificado.

Pero hablábamos de otro camino tras San Juan de Dios. Es el que lleva al Pópulo. Entre su callejuelas podrá encontrarse, el martes y el miércoles de Carnaval, una legión de ilegales que llevan sus coplas al antiguo barrio romano de la ciudad. Pues por Julio César, otro vasito de moscatel. Si le atosigan las muchedumbres puede apartarse un poco, al arco de Los Blanco para escuchar a alguna escondida o a la calle Marqués de Cádiz, donde se colocan las que ofrecen más tranquilidad. Y avanza el camino hacia la catedral. En el entorno se puede comprar algo para comer, que no todo va a ser beber. Si se interna en la calle Cobos, además de comprar un bocadillo, podrá escuchar a ilegales que, como perlas, se esconden de las miradas de los ojos inexpertos en coplas.

Este último camino y el anterior pueden encontrarse mágicamente en la plaza del Palillero. Allí, dos sitos descollan para escuchar agrupaciones: la puerta de una tienda de ropa (sí, ya saben, esa que es como Zahara de los Atunes pero quitándole los peces) y la puerta de otro comercio cuya transcripción es como la forma geométrica de una pelota. Si se avanza por la calle Columela (si va en Domingo de Coros, ármese de paciencia y párese conforme se vaya encontrando alguna de las decenas de agrupaciones que en ella se colocan) y vaya a uno de los paraísos de la ilegalidad: la plaza de las Flores. En especial los domingos, ahí podrá encontrar decenas de agrupaciones. Es difícil elegir un sitio en concreto pero si hubiera que escoger alguno, ésa sería la escalera de Correos. Ahí se alternarán agrupaciones ilegales y las que se presentan al Concurso. Es un buen sitio para alternar también el moscatel con un poco de agua y con algo de comer, que el camino que queda es largo.

De nuevo se abren dos caminos, que acaban encontrándose, para hallar a las ilegales. Uno parte por la calle Sacramento y aledaños, donde destaca la escalera del antiguo conservatorio. ¿Nuevo vaso? Modérese, que aún queda La Viña. El segundo de los caminos es el que parte de Hospital de Mujeres. En esa calle (y aledaños que buscan encontrarse con la primera ruta) se colocan algunas de las mejores agrupaciones. ¿Un moscatel? Si insiste, sí.

El paraíso viñero

Una vez correctamente hidratados y cenados, nos dirigimos hacia La Viña descendiendo por la calle Sacramento. Hasta la calle Sagasta. Imprescindible comprar un poco de pescaíto frito en el freidor. Baje, baje por Sagasta y asómese por Armengual y Mateo Alba. Puede encontrarse sorpresas agradables como la chirigota del Perchero. Siga bajando y ascenderá al cielo de las agrupaciones ilegales. Vuelva a asomarse conforme avance a los callejones de Cardoso y a José Cubiles, algo que tendrá que repetir en Sargento Daponte, un lugar donde he descubierto a la chirigota del Chapa en más de una ocasión. Y ya que ha bajado tanto, tuerza en la calle Cerca de Capuchinos y, en el ensanche que hay entre Macías Rete, Portería de Capuchinos y Doctores Meléndez deténgase. Coja aire (aunque pueda oler mal) y deguste un vaso de caldo lentamente. Está usted en la zona cero de las agrupaciones ilegales. Vaya donde vaya encontrará alguna agrupación de calidad de las que va buscando todo el mundo. Encaminándose por Doctores Meléndez mire en las primeras escaleras que hay en el recodo, donde (igual por efecto del vino) el año pasado pudo verse a Teófila Martínez lamentando que ella tuvo que hacer, solita, el segundo puente. Avance apenas unos metros y en las escalerillas que comunican con Capuchinos podrá encontrar otro de los escenarios preferidos por las agrupaciones. La chirigota rockera, si no está en el anterior lugar, suele estar en éste. (Fíjese en la fotografía de la esquina superior izquierda de esta foto. En la escalerilla, escuchando, aparecen Kichi –con el tipo de Los Imprescindibles– con Teresa Rodríguez). Si avanza, en la esquina con Arricruz, podrá escuchar algún romancero despistado.

Pero habíamos dejado atrás Macías Rete, una plaza que es un pequeño Falla de agrupaciones ilegales que, de puro lleno, se mudan a Portería de Capuchinos en busca sitio. Y en todo ese entorno no es extraño encontrar más agrupaciones (ay, los teatros callejeros de Alcina Quesada, Paz y Paco Alba). En la plaza del Tío de la Tiza buscan cobijo algunas de las agrupaciones más gamberras y, al igual que ocurre con Macías Rete, las calles aledañas se convierten en refugios carnavalescos. Tómese otra copa, se la ha ganado.

Y durante todo este Camino de Santiago de la copla gamberra y libérrima, recuerde que lo fundamental es divertirse y dejar que los demás lo hagan. Escuche con respeto a las agrupaciones, trate de no bloquear el paso y, por San Servando y San Germán, mantenga limpia la calle.

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