Las auténticas estrellas del Gran Premio de Jerez

Los Petits Bikers de Mallorca recorrerán más de mil kilómetros para vibrar con las carreras y disfrutar de la ruta con sus motos

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La Motorada une a aficionados de toda España y parte de Europa para ver, o quizás con la excusa de ver, a los grandes pilotos en el Gran Premio de Motociclismo. Más de 50.000 moteros se reúnen estos días en el Circuito de Jerez para vibrar en cada curva, en cada adelantamiento, para vivir la tensión de ver motos en paralelo y múltiples trazadas; para echarse las manos a la cabeza y asistir a los míticos duelos de curva 13, el último giro de Jerez donde Rossi echó a Sete y Márquez tocó a Lorenzo.

La pasión de los Petits Bikers, el club más numeroso de Mallorca, son la motos y ni el Mar Mediterráneo logra contener sus ganas de coger curvas y de disfrutar con las carreras.

Salieron el jueves de Palma y embarcaron con destino a Denia para continuar bordeando el Parque natural de la Sierra de Mariola y llegar a la localidad albaceteña de Riópar donde una parte del grupo se quedó a dormir mientras otros pernoctaron en Hellín.

Pedro Montero, el presidente, lleva planificando la ruta más de cuatro meses pero los imprevistos surgen aunque todo esté bien atado. «Un par de motos han tenido una avería leve y un compañero ha necesitado la grúa», lamenta Lourdes Miró. Los Petits Bikers son una familia heterogéneo, con gente de todas las edades y profesiones, con motos diversas desde ‘nakeds’ a ‘customs’ pero que forman un grupo de iguales en la carretera. «Cada uno tiene su profesión pero aquí no hay distinción». Llevan un presupuesto de 300 euros donde se incluye el barco y las dos casas que han alquilado en Arcos hasta el lunes. Aparte, 72 euros de la entrada al Circuito de Velocidad y los gastos personales.

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Solidaridad y compañerismo son palabras que se repiten cuando se conversas con moteros. Cuando se ve más allá de estereotipos, de tipos malotes, tatuajes, adelantamientos imprudentes, caballitos y goma quemada. «Somos personas comprometidas y solidarias y éste es un aspecto que muchas veces no se refleja en los medios de comunicación», apunta Tania Montón. Esta joven zaragozana pertenece al grupo Moteros Zaragoza que está organizando un evento solidario para apoyar a los niños con cáncer. El año pasado lograron recaudar 3.400 euros para la Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón (Aspanoa) y este año esperan superar la cifra. «Siempre que podemos participamos en actos benéficos, recogida de alimentos o juguetes. Hace unos días participamos en un evento por el Día Internacional Contra el Acoso Escolar y el bulling», reivindica.

Tania trabaja en un bar motero en Zaragoza: MASGAStro. Su afición por el motor viene heredada de su padre y reconoce que siempre ha estado rodeada de motos. Primero le regalaron una scooter, después llegó una de carretera de 49 centímetros cúbicos y ahora tiene una Kawasaki z750. «Me llevo muy bien con mi jefe que también es motero y nos repartimos el trabajo para poder ir a las carreras. El año pasado estuve en Valencia y este año voy a Jerez con mi hermano porque la gente habla muy bien y dicen que es de los mejores circuitos; donde se ve realmente el ambiente motero». Los zaragozanos tienen entradas para la Tribuna M6 y se quedarán a dormir en Chiclana durante dos noches por 95 euros.

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Desde Madrid vienen Rodrigo de José y Juan Francisco Torre. Están alojados en Chipiona, en casa de una amiga, y han aprovechado el puente de Mayo porque en la capital lunes y martes han sido festivos. «Nos hemos cogido la semana entera de vacaciones para tener tiempo para recorrer varias zonas de la provincia como Conil, Los Caños, Sanlúcar de Barrameda... incluso hemos tenido tiempo para estar en la feria de Rota un rato», indica. Tienen dos motos deportivas, modelo Honda CBR 600RR, y por eso han decidido desplazarse también con el coche para poder llevar la ropa y enseres para toda la semana. Es la primera vez que vienen al Gran Premio de Jerez. «Los primeros días, en los que aún no había demasiado ambiente, hemos aprovechado para hacer rutas por los pueblos. Ahora nos estamos moviendo más por Chipiona, Jerez y El Puerto. El sábado por la tarde quedamos en la entrada del Carrefour de Jerez con el grupo de CBR España y participamos en una concentración de Honda».

En cuanto a los pilotos, los dos madrileños indican que pese a que se inclinan por Marc Márquez, lo que les ha impulsado ha recorrer los 650 kilómetros que separan su residencia habitual de Chipiona, es el ambiente. «El mundillo motero es muy sano y siempre hay gente dispuesta a echarte una mano aunque no la conozcas».

La bandera que une todos estos club y peñas es la de la amistad porque sobre todo predomina el buen rollo, las ganas de diversión y el respeto. Los moteros celebran concentraciones, exposiciones, rutas… les gusta compartir experiencias y quizás por ello muchos se traten de hermanos. Pero también hay quien va por libre.

Antonio Pulido no pertenece a ningún club pero también tiene alma de motero. La niña de sus ojos, con permiso de su novia, es una deportiva Kawasaki Ninja verde tipo R.

Este cordobés se ha metido casi 250 kilómetros entre pecho y espalda para llegar hasta Jerez; más de 500 si tenemos en cuenta el camino de regreso. «Tengo amigos por todos lados y me junto con unos y con otros. Siempre me aceptan sin problemas». Antonio estuvo el año pasado en el Gran Premio y este año repite. En esta ocasión ha tenido que reservar alojamiento «solo para una noche» en Chiclana. Aunque empezó a mirar hoteles hace dos meses las plazas que quedaban libres eran limitadas por lo que se ha visto obligado a quedarse algo más alejado del Circuito. Reconoce que no es un fin de semana barato porque se hay que gastar en gasolina, hotel, comida y entradas para las carreras, sin embargo asegura que la inversión merece la pena. «Para mí, uno de los mejores días es el sábado porque el ambiente es extraordinario. No hay nada comparable en ninguna concentración ni en ningún Gran Premio a ese día en Jerez».

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«Yo soy motero»

El orgullo aflora en aquel que se reconoce motero. El significado de esta afirmación –«yo soy motero»– es difícil de precisar, como todo aquello grande y poliédrico, pero hace referencia a valores que van más allá de tener una moto y que hablan de amistad, compañerismo y libertad.

Manuel Gómez es contundente en su definición: «Ser motero es una putada. Te caes, te mojas, te pierdes, pasas frío, se te agarrotan las manos, te multan en casa, te receta la policía y te gastas un pastón... pero hay curvas, amigos, hermandad, comilonas, ventas, cervezas, saludos, olor a gasolina y en ruta, muchos, muchos mosquitos», sonríe y continúa casi sin tomar aliento: «No importa si eres un Flanders o un Casper, si saludas o no en carretera, si eres un remolcador o un motero dominguero. No importa. Incluso hay moteros sin moto y no pasa nada. Yo llego desde Málaga en una Rat Bike y mi mujer me acompaña en su reluciente coche. Ella tiene aire acondicionado y yo tengo rachones de viento. Ella tiene su música y yo el sonido de mi moto. Ayer estuvimos en un concierto de Raphael y hoy, lo que tocan, son las carreras. Y, ahí vamos. No pasa nada».

Para el malagueño, las etiquetas se quedan cortas porque no hay una sola definición. «Ser motero es pasión, es adrenalina, es sentir. Es saber que puedes contar con el compañero si vienen mal dadas y si necesitas que te acompañe con una cerveza. Cada uno lo vive a su forma y no hay nadie equivocado», sostiene.

Antonio Pulido también se muestra sentencioso. «No tengo ningún piloto preferido. Yo siempre digo que me gustan las motos y disfruto de la carretera».

Este fin de semana Pedrosa, Lorenzo, Márquez, Rossi y Viñales ocupan portadas en periódicos e informativos, pero los auténticos protagonistas de la gran fiesta de Jerez no son ellos, son moteros venidos de todos los puntos de España. Anónimos pero con nombre y apellidos.

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