CÁDIZ
El 'top manta' toma el centro histórico de Cádiz
Vendedores ilegales ofrecen sus productos cada día desde hace semanas en la calle Compañía y la Plaza de las Flores aprovechando la falta de control de la Policía Local, en conflicto con el Ayuntamiento
«Hay veces que no se puede ni pasar», advierten los comerciantes que piden que se tomen medidas
Cada día desde hace semanas a eso de las doce del mediodía en adelante en la calle Compañía y la Plaza de las Flores se comienza a ver el ir y venir de manteros buscando su hueco. En pleno casco histórico de Cádiz , en una de las zonas de mayor tránsito de visitantes de la capital gaditana, un lugar señero, sobradamente reconocible, de encuentro, de terrazas, de tiendas, de souvenirs… Aquí, mientras una guía turística se esfuerza tras su mascarilla en contar a un generoso grupo de turistas cómo fue el asedio francés y cómo se resistieron los valientes gaditanos, varios vendedores ambulantes esperan cerca, de brazos cruzados, con sus inmensas bolsas para empezar a colocar su puesto en el suelo.
La Plaza de las Flores hierve de público y los comercios tradicionales de la zona siguen abiertos, sobreviviendo, esperando intranquilos e impacientes a volver a tener su oportunidad. Saben que será difícil remontar tras meses de pandemia pero abren sus puertas cada día para intentarlo. Para seguir.
Sin embargo parece que se han encontrado con un nuevo escollo: «esto ya es la puntilla», dice uno de estos comerciantes. Los ‘manteros’, de momento unos siete, se van desplegando por cada rincón. Colocan con paciencia sus productos: camisetas de equipos de fútbol, zapatillas y chanclas de 'marca', gafas, figuritas, collares, bolsos… No se ve a ni un solo policía así que, de momento, se lo toman con tranquilidad. Aquí no hay prisa ninguna ni miradas a uno y otro lado.
«Entendemos que se buscan la vida pero no deja de ser una competencia desleal. Nosotros pagamos nuestros impuestos, muchos, para estar aquí. No hay derecho», comentan en una zapatería cercana.
Y es que, la afluencia de estos vendedores es cada vez mayor. «Han visto que no están teniendo problemas y ya se ha convertido en 'su sitio'». Y su sitio es «toda la calle», «sobre todo los sábados». «La gente los tiene que esquivar y ya ni miran tu escaparate. Distrae la atención de nuestros posibles clientes», cuenta otra comerciante. «A veces entran en la tienda y me preguntan los turistas: '¿cómo se está permitiendo esto en todo el centro histórico de Cádiz?' y no sé ni qué contestar». «Otras veces para abrir o cerrar el negocio les he tenido que decir que por favor se echaran a un lado », continúa. «Es verdad que no dan problemas, no son violentos ni nada de eso pero no dejan de perjudicar a nuestros negocios que nos cuesta tanto mantener».
«No hay Policía»
La sensación al hablar con los dependientes o propietarios de estos establecimientos es de cierta frustración y desesperanza. «Por mucho que digamos no va a venir nadie a solucionarlo. Al final entre todas la mataron y ella sola se murió», comenta el dueño de una tienda textil. « El Ayuntamiento no soluciona sus problemas con la Policía Local y eso está llevando a que nosotros paguemos las consecuencias», lamentan en otro de estos negocios.
Los comerciantes tampoco quieren ser dañinos. En esta problemática hay un evidente y sensible lado humano . El llegar a comprenderlos aunque te esté costando el dinero. «Es complicado... si dices algo es que eres un racista o un insolidario, y no es eso. Claro que queremos que la gente pueda vivir y buscarse su futuro pero no de esta manera. Deberían de ayudarles de verdad y buscarles un sitio donde pudieran vender al público que les busca, pagando quizá pequeñas tasas, pero de forma legal, con productos legales y sin perjudicar a nadie».
Y otra cuestión es la imagen. «Aunque suene duro. No da tampoco buena imagen... En pleno casco histórico de Cádiz, en el suelo, en uno de los lugares más visitados, que la gente no pueda ni pasar ni caminar tranquila... ni nosotros trabajar con normalidad... quizá es difícil de encontrar soluciones pero al menos deberían de buscarlas y no esta desidia del 'no pasa nada' porque sí pasa».
