opinión

El pueblo que hay en tí

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Una amiga de un amigo decía que lo difícil no es salir del pueblo sino que el pueblo salga de ti. Y cuánta razón tenía, aunque yo añadiría, «afortunadamente». El sábado pasado por la noche se celebró en Cádiz la Velada de la Prensa. Nunca había ido a una de esta fiestas porque me parecían una extensión más de mi jornada laboral, pero en esta ocasión se me antojó. Y salí encantada de encontrarme con tanta gente admirada. Fue una experiencia entretenida, curiosa, divertida y hasta ‘cachondeable’. Pero, sin duda, lo mejor de la noche fue el discurso de Daniel Pérez, excompañero en este periódico y un gran escritor. Lo cierto es que Dani me tiene ganada desde hace tiempo. Me gusta lo que cuenta y cómo lo expresa. El otro día, para agradecer su merecido premio (y ya lleva dos), otorgado por sus propios compañeros de profesión (que no es poco), hizo un balance personal y profesional de los últimos dos años de su vida. De los suyos y del resto de sus antiguos compañeros. Estuvo más elegante y se lo trabajó infinitamente más que Maruja Torres, por poner un ejemplo que no duela a los de dentro. Fue crítico, un poquito amargo, pero sobre todo fue al grano. Y su ‘speech’ fue criticado en directo, pocos minutos después de pronunciarlo, sin apenas tiempo para digerirlo. Así somos, superelocuentes, superguays. A mí me costó más de un día en sopesar y valorar lo que de entrada me cayó bien. ¿Por qué no me había chocado tanto el discurso de Dani que, al contrario, me había parecido justo, realista y oportuno? Y ya sé lo que les pudo patinar a los presentes. El pueblo que hay en ti. Y el que hay en mí.

La Velada de la Prensa no es más que un acto cortesano, al que acuden desde la reina y sus ministros hasta los bufones, ademas de toda su larguísima corte, entre la que incluyo.Pero entre cortesanos sigue asombrando, resultando vasto y brusco el lenguaje serrano. No dominan lo natural, ni lo auténtico. En la corte incomoda reconocer que de este oficio comemos los periodistas, prefieren pensar que nos mueve, ante todo, una ‘vocación’ por la búsqueda de la Verdad. No les digas que somos jornaleros de las letras, que no les gusta. En esta cultura palaciega preferimos envolvernos con eufemismos porque medramos, más que con las maneras, con el amaneramiento. Enhorabuena, Dani.