Sociedad

Las pérdidas de 9,6 millones y su descalabro en Bolsa ponen contra las cuerdas al diseñador gallego, que dice adiós a Cibeles y busca una salida en el mercado internacional

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Adolfo Domínguez (Puebla de Trives, Orense, 1950) se pasaba los veranos entrenando duramente a sus tres pequeñas en el jardín de su pazo en Pereiro de Aguilar. Como eran niñas, no iban a hacer la mili, así que él les hacía sudar la gota gorda. ¡Hasta les puso una cuerda con nudos, una escalera y un palo que tenían que subir y bajar unas diez veces! «Si algún día estáis en guerra y tenéis que salvar vuestra vida, sabréis hacerlo», les motivaba el diseñador. A Adriana, Valeria y Tiziana no les bastaba con tener una formación académica exquisita, tenían que estar preparadas para sobreponerse a cualquier adversidad. Quizás Adolfo Domínguez presagiaba la crisis por la que atraviesa ahora la empresa familiar.

El gallego se ha tenido que apretar tanto el cinturón, que ha terminado por arrugarse.... Tanto, que ha tenido que decir adiós a Cibeles. Así que en esta edición -que comienza hoy- no sonará el piano de Michael Nyman, que puso música a su colección en 2010. Tampoco vestirá sus creaciones Jon Kortajarena, el principal modelo español. Ni Gwyneth Paltrow seguirá el desfile desde el 'front row' (primera fila para eventos fashion). La mujer de Mariano Rajoy, Elvira Fernández, tampoco tendrá la oportunidad de apoyar a uno de sus diseñadores predilectos. Hay que ahorrar, que los números rojos asedian a uno de los grandes de la moda española.

Solo hay que ver cómo se ha desplomado en bolsa su firma, la primera empresa patria del sector que cotizó en el parqué madrileño. Antes incluso que la todopoderosa, y a la vez paisana, Inditex. Sus títulos se encuentran hoy a 4,85 euros, una cifra insignificante comparada con los 52,40 a los que llegó en marzo de 2007. Considerado el Armani español, Adolfo Domínguez se encuentra muy lejos de los tiempos boyantes en los que desfilaba en París. Esos en los que el lema de la 'arruga es bella' se repetía hasta la saciedad. Esos en los que vistió a Don Johnson y Philip Michael Thomas, o más bien Sonny Crockett y Rico Tubbs en 'Corrupción en Miami'. Y es que a él, aunque no lo sepan las nuevas generaciones, los hombres tienen que darle las gracias por introducir el lino en sus trajes. Pero eso forma parte ya de la historia de la compañía, que hoy costaría un tercio de lo que en 2001 ofreció Cortefiel en su OPA, 13.040 millones de las antiguas pesetas, y que en aquel entonces el diseñador gallego consideró una cifra insignificante, como recuerda Pilar Riaño, directora de Modaes.es, publicación especializada en el sector.

«En la situación de crisis, con un panorama que no es positivo, se mira mejor dónde destinar los recursos; estamos muy centrados en la expansión internacional y queremos destinar esos fondos de Cibeles a la expansión», explicaron desde Adolfo Domínguez al anunciar su retirada de la pasarela madrileña, ahora rebautizada como Mercedes Benz Fashion Week Madrid. Desde entonces han abierto dos tiendas en China y una más, y ya van tres, en Líbano. Sin olvidar que han puesto su primera pica en Paraguay. Solo le queda Nicaragua para hacer pleno en Latinoamérica gracias a sus más de 705 puntos de venta por el mundo (en el último año ha abierto 94). Pero también ha tenido que cerrar 46 establecimientos, 34 de ellos en España, por no dar la rentabilidad esperada.

Rifirrafes familiares

El camino para levantar cabeza está plagado de obstáculos. Para empezar, debe remontar unas pérdidas de 9,6 millones en 2011. Y tener a doña Letizia entre sus clientas asiduas ayuda, pero no es suficiente.

El diseñador no para de lidiar con sus problemas económicos mientras el resto de sus hermanos hacen caja sin parar. Jesús, Josefina y Francisco Javier Domínguez, que vendieron su parte en la empresa por los rifirrafes familiares cuando la firma salió a bolsa, crearon Textil Lonia, hoy por hoy fabricante de las colecciones de CH de Carolina Herrera y de Purificación García. ¡Pero es que hasta sus sobrinas han encontrado la clave del éxito pese a lanzarse al mercado en tiempos convulsos! Detrás de Bimba y Lola se encuentran las hijas de su hermano Jesús: tienen beneficios y un negocio redondo en pleno ascenso internacional. ¿Su secreto? Centrarse en los mercados extranjeros frente al reducidísimo nivel adquisitivo que ofrece España.

El miembro de la familia más conocido entre los 'fashionistas' es Gala González, la sobrina bloguera que impone tendencias desde Londres a sus más de cuatro millones de visitantes al año. Eso sí, ella ha colaborado con su tío y sus primas en alguna colección de la línea U. Sin olvidar la promoción que da a los modelitos de Adolfo Domínguez en su página.

A punto de cumplir 62 años, el diseñador se apoya en estos momentos delicados en sus hijas. Las tres pequeñas a las que machacaba en el jardín ya ocupan puestos importantes en la empresa y son las primeras en intentar que la enseña vuelva a sus tiempos dorados. En especial Tiziana, la pequeña del clan y la sucesora natural del creador gallego. A sus 25 años, después de participar en la campaña de Obama, se casó con Juan Verde, en su momento subsecretario adjunto de Comercio de Estados Unidos y ahora codirector internacional de la campaña de reelección presidencial.

Tiziana se encarga de la dirección creativa. Ya en las últimas ediciones de Cibeles ella ha centrado todo el protagonismo, mientras su padre aplaudía desde la primera fila. Sus hermanas Adriana y Valeria se han afianzado como adjunta a la dirección y responsable del departamento de venta electrónica, respectivamente. Aunque a Adriana, que hizo sus pinitos como actriz en 'Noviembre', de Achero Mañas, también le van los bocetos. En concreto fue la impulsora de la colección de mascotas después de ver cómo el duro invierno se cebaba con sus dos galgos italianos.

El patriarca confía ciegamente para capear la crisis en un trío al que los expertos definen con amplitud de miras, espíritu positivo y creatividad imparable... aunque él lo siga controlando todo, como puntualiza Pilar Riaño. «Solo saldremos de la crisis trabajando más», apuntó el diseñador en febrero de 2010 en el Forum Europa Tribuna Galicia, el mismo día que urgió al Gobierno a impulsar el despido libre y a retrasar la jubilación. Y es que él no tiene prisa por dejar la aguja.

Javier Larrainzar, Alma Aguilar y Nicolás Vaudelet ya renunciaron a mostrar sus colecciones en Cibeles para ahorrar en tiempos de crisis. ¿Pero cuánto cuesta ponerse sobre la pasarela? Pues un piquito considerable, aunque el pack básico se sitúa en torno a los 4.000 euros por diseñador gracias a la ayuda del recinto ferial Ifema y los patrocinadores. Eso da derecho a ocupar un espacio, modelos del casting oficial y peluqueros y maquilladores. Pero la firma gallega presentaba las colecciones de hombre y mujer, lo que elevaba el caché. Y al precio básico se pueden o no sumar otros muchos complementos: modelos estrella, invitados de alto copete o música en directo. Sin olvidar exclusivos complementos realizados ex profeso para apenas 15 minutos de desfile. Una cifra que muchos consideran más que amortizada con la repercusión que luego tienen.