Carl Lewis anuncia su candidatura ante el Palacio de Justicia de Mount Holly, en Nueva Jersey. :: P. FOLEY/EFE
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Senador Carl Lewis

El 'hijo del viento' salta a la política. Será candidato demócrata al Senado del Estado de Nueva Jersey

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A Carl Lewis le llamaban ‘el hijo del viento’. Era un tipo alto, elegante, de amplia zancada y correr señorial, que irrumpió en el atletismo en los Juegos de Los Ángeles’84 y que también se subió al podio en Seúl’88, Barcelona’92 y Atlanta’96. En total, consiguió nueve medallas olímpicas (ocho oros y una plata) y se convirtió en el ídolo de toda una generación. Frente a los músculos crispados y artificiales de su gran rival, el canadiense Ben Johnson, Lewis imponía una perfección alada, una armonía casi natural que acabó convirtiéndolo en mito.

Ahora, a los 49 años, Carl Lewis ha decidido meterse a político. No aspira a la presidencia de los Estados Unidos y ni siquiera luchará por un escaño en la Cámara de Representantes; su bautismo en las urnas será mucho más modesto: Carl quiere convertirse en senador del estado de Nueva Jersey, una región colindante con la ciudad de Nueva York. Para saltar a la política, el ‘hijo del viento’ ha elegido el bando demócrata, lo que no ha supuesto una sorpresa: al acabar su carrera deportiva, Carl probó suerte como actor de cine y también participó en fundaciones filantrópicas, actividades ambas que no cuadran demasiado con el catecismo republicano. Además, en el año 2008, Carl Lewis ya prestó su imagen para promocionar la candidatura del demócrata John H. Adler.

Pero el pasado lunes, 11 de abril, Lewis decidió dar un paso al frente («sentía que era el momento de salir a bailar», dijo). Convocó a los periodistas frente al Palacio de Justicia de Mount Holly, un bello edificio colonial, y les soltó un discurso de media hora con poca sustancia y mucha emoción: «Cuando yo corro, lo hago para ganar, como demuestra mi palmarés». Lewis utilizó a propósito la palabra ‘run’, que en inglés significa tanto ‘correr en la pista’ como ‘presentarse a unas elecciones’. Carl anunció que en los próximos días mostrará un documento con todas sus propuestas y quizá por eso se limitó a soltar gracietas y frases hechas: «Ya no corro tan rápido como antes, pero sí que puedo aprender igual de rápido».

El ‘hijo del viento’ lo necesitará. Trata de obtener un escaño en un distrito con fuerte presencia republicana y ante una rival, la abogada y actual senadora Dawn Marie Adiego, que ya le ha enseñado los dientes. «Esperamos una vibrante campaña contra el señor Lewis..., cuando él se aprenda los problemas de nuestro estado y esté preparado para hablar públicamente sobre sus planes», subrayó, con evidente mala uva, el portavoz de la senadora Adiego, Chris Russell.

Aunque Lewis creció en Nueva Jersey y posee una casa en ese estado, ha vivido casi siempre en California. De hecho, el mismo lunes se inscribió como votante en Nueva Jersey, justo a tiempo para poder presentarse. Los demócratas, de capa caída, han saludado la llegada del antiguo atleta como la de un inesperado mesías: «Hemos puesto un candidato de clase mundial en un distrito en el que la gente llegó a pensar si tendríamos a alguien», se ufanó el presidente del Senado de Nueva Jersey, Stephen Sweeney.

Las urnas dirán si por fin Carl Lewis encuentra un futuro. Desde que dejó el atletismo, el ‘hijo del viento’ ha ido probando oficios sin suerte. Intentó ser actor, pero limitó su participación a series televisivas y a películas tan memorables como ‘Material Girls’ o ‘Los locos de Cannonball III’. Mayor reconocimiento le ha supuesto su participación en fundaciones benéficas: en 2006, fue nombrado embajador de Buena Voluntad de la FAO y desde 2007 apoya la organización caritativa ‘Ronald McDonald’, destinada a mejorar la salud de los niños. También da conferencias, bien remuneradas, por todo el mundo.

En unos meses, Carl Lewis puede además convertirse en senador. Quizá no gane el escaño, pero al menos disfrutará de un destino más honorable que el de Ben Jonhson, su archirrival, que acabó desposeído de sus títulos, estafado por su abogado y ejerciendo como entrenador personal del hijo futbolista de Gadafi.