suplemento v

La mala buena salud de los libros

La Feria del Libro cambia de día por la coincidencia con la Semana Santa

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hay algo peor para la celebración del Día del Libro que este coincida con Sábado Santo, periodo vacacional en que buena parte de las ciudades se vacían y las tiendas cierran? Sí, que caiga en Domingo de Pascua, como ya ocurrió en 2000. Caprichos del calendario contra los que poco se puede hacer, aparte de reubicar la fecha de esta fiesta de la lectura, que en algunas ciudades se vivirá a finales de la semana, y en otras el 27. Ese día, en lugar del 23, Ana María Matute recibirá de modo oficial el Premio Cervantes 2010, en Alcalá de Henares, y ciudades como Madrid celebrarán su particular Día del Libro, que culminará con la Noche de los Libros. Con esta iniciativa, la capital de España quiere fomentar una cultura libresca como la que goza Barcelona, aún sabiendo que la tradición de una fiesta como Sant Jordi es imbatible. Lo demuestra el hecho de que en Cataluña sí se mantenga el 23 de abril, la fecha original, la celebración del Día del Libro. En otros lugares, como Valencia, la Feria se celebra del 7 al 17 de este mes, pero no está aún decidida la fecha definitiva para el homenaje a Shakespeare y Cervantes.

La mayoría de los libreros asume que no hay otra opción más allá del baile de fechas, conscientes de que el Sábado Santo es uno de los días menos comerciales del año. Javier Cámara, de la librería bilbaína Cámara, reconoce que hay pocas alternativas, así que acepta el cambio al viernes 15.

Para Josu Mugika, de Auzolan, en Pamplona, la modificación de la fecha no es buena, aunque sí es mejor que mantenerla en Sábado Santo, un día «en que la ciudad parece el desierto del Gobi». Cambios en el calendario que llegan en un momento de incertidumbre en el sector más amenazado por la crisis económica que por la aparición de nuevos formatos, como el e-book, con poca implantación aún.

El caso catalán

La Unesco proclamó, en 1996, el 23 de abril como Día Internacional del Libro, y en Cataluña se vive de un modo significativo, puesto que coincide, desde los años treinta, con el patrón de la comunidad, Sant Jordi, que se celebra desde 1094. Una jornada de febril movimiento en las calles y que, curiosamente, es laborable. Antoni Daura, del Gremi de Llibreters de Catalunya, defiende la decisión de mantener la fecha y cree que se vivirá con normalidad: «Para nosotros es una jornada clásica y tradici onal, que no podemos trasladar de día haga frío o calor, sol o lluvia, porque perdería su sentido y encanto. Ahora bien, es evidente que este año no es favorable que Sant Jordi se encuentre en medio de la Semana Santa porque una parte de nuestros clientes posiblemente se desplazarán de su ciudad».

Pero no hay excesivo temor de que se viva una celebración desinflada porque, como lleva sucediendo desde hace décadas, el éxito ha acompañado todas las convocatorias. «Se ha intentado exportar la fórmula, pero en ningún otro lugar tiene la fuerza y la trascendencia ciudadana de aquí. Todos los visitantes quedan sorprendidos por el color y la espontaneidad de nuestras calles abarrotadas de público delante de los puestos», señala Antoni Daura. Este año habrá más visitantes foráneos aunque el peso de sus compras no cree el portavoz de los libreros que sea significativo.

Fernando Valverde, presidente de Cegal (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros) apunta a que se aumentarán las ventas en la periferia y en las localidades costeras y turísticas, pero no cree que vaya a haber un descenso acusado de la actividad en Cataluña, el día 23.

La preocupación no es asunto baladí, puesto que en aquella comunidad autónoma la cifra de ventas, señala Daura, supone entre un 5% y un 8% de la facturación anual, con un repunte en los libros en lengua catalana.

El hecho de que el 23 sea Sábado Santo tiene sus ‘contras’, pero también sus ‘pros’, como que, al ser festivo, los ciudadanos que se dedican a ir a comprar libros dispondrán de más tiempo, lo que quizá les invite a ser más generosos en sus gastos. Las perspectivas no son optimistas, debido a una crisis que, según el representante de los libreros, lleva instalada varios años y que en el pasado Sant Jordi fue «muy evidente».

Animar el sector

Según Antonio María Dávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España, el hecho de que el Día del Libro se celebre en periodo vacacional en Cataluña perjudicará ligeramente a las ventas. Por esa razón ve con buenos ojos que en otras ciudades la fecha se adelante, todo sea por reavivar un sector que no vive su mejor momento. «El arranque de 2011 está siendo complicado y hasta marzo no se empieza a activar un mercado que ha estado paradito (las ventas en Reyes computan en el año anterior)», comenta.

La crisis general también contagia al sector del libro, aunque el representante de los editores españoles confía en que el segundo semestre reactive las compras. Se espera una buena afluencia de turistas en el país, que eligen este destino al descartar los del norte de África, debido a la inestabilidad política de la zona, lo que beneficiará a todos los sectores, incluido el de las librerías. Según el portavoz del gremio editorial, el año está siendo «complicado» en el comercio interno, pero en el ámbito exterior el panorama mejora. «El año pasado fue bueno y 2011 ha empezado bien en exportación», indica Dávila. En esos mercados, especialmente Latinoamérica, hay una gran demanda de todo tipo de libros, como los de ciencias sociales, enseñanza del español o religión. La editorial navarra Verbo Divino es buen ejemplo de esa otra literatura que genera grandes beneficios: venden Biblias traducidas a más de cien idiomas.

Fernando Valverde, de Cegal, valora el cambio al día 27, con la entrega del Cervantes, y que a esa jornada, en que se aplica un descuento a las obras de Paul Auster o Javier Marías, le siga la Noche de los Libros. En Madrid, la fiesta se celebra más de puertas adentro, a diferencia de Barcelona, donde las paradas toman, literalmente, las calles, con la presencia cada vez más frecuente de los escritores del momento. «Gracias a la Noche de los Libros, se venden cinco veces más ejemplares que antes, que era un día anodino que ahora funciona mucho mejor», asegura Valverde. Para este profesional, es fundamental la labor de los medios de comunicación para dar a conocer todas estas actividades nocturnas, que sirven para «rematar» la jornada de ventas diurna. Los últimos datos sobre hábitos de compra en la comunidad madrileña eran favorables, con un 60% de la población que reconoce haber adquirido literatura, frente al 40% de la media nacional. ¿Y cuántos libros hay, de media, en un hogar madrileño? Según los datos de una encuesta oficial, 176.

En relación al libro digital, las personas consultadas para este reportaje no se refieren a él como elemento presente en esta jornada. Preguntado al respecto, Fernando Valverde, de Cegal, recuerda que aún sus ventas no representan ni el 1% del total. «Le queda mucho desarrollo y quizá en un momento conviva al mismo nivel que el libro tradicional, pero tardará», pronostica.

Perspectiva editorial

Las grandes casas productoras de títulos agradecen la conjunción que forman libreros y lectores para adquirir los títulos de su sello. Marcela Serras, directora adjunta de Planeta, celebra la existencia de los días dedicados al libro, aunque reconoce que, en general, todavía no es un fenómeno de masas, más allá de Barcelona. «Creo que es una buena iniciativa por parte de los libreros en muchas zonas, ya que al no existir una tradición muy marcada del día del libro existe un riesgo de que éste pase inadvertido al caer en plena Semana Santa». Varios escritores de esta editorial firmarán el 23 sus títulos más recientes, como la ‘Riña de gatos’ de Mendoza, pero también otros que año a año solicitan los lectores, como ‘Sin noticias de Gurb’. Maruja Torres, Espido Freire o Javier Sierra son otros autores con tirón que ya han confirmado su presencia en Sant Jordi.

Pero el Día del Libro también deja hueco para las pequeñas editoriales agrupadas en Contexto, como Impedimenta, Sexto Piso o Libros del Asteroide. Uno de los responsables de esta agrupación, el editor y narrador Julián Rodríguez, explica que en su caso están aprovechando todo el mes de abril como periodo de acercamiento a la lectura. Como una suerte de ‘misiones pedagógicas’ del libro, recorren las provincias de España dando a conocer los títulos de las editoriales, además de celebrar encuentros, conferencias y campañas concretas, con bolsas y expositores ‘ad hoc’. «Nos gusta la idea de pertenecer a un gremio casi medieval, aunque estemos en distintas ciudades», dice Rodríguez, en referencia a las distintas editoriales y librerías con las que trabaja. En su opinión, el Día del Libro irá a más porque una novela como artículo de regalo no pasará de moda. Sobre todo, apunta, en una época en que en las ciudades pequeñas cada vez tienen menos acceso a las tiendas de discos y de películas, que han ido sucumbiendo. El libro, acompañado por una rosa en San Jorge, sigue siendo, en cambio, motivo de fiesta popular.