Mal gusto jerezano

La Cruz del papa continúa estos días su recorrido por la provincia de Cádiz después de que el martes regresara por unas horas a la capital. Hubo quien dijo, no hace mucho tiempo, que la presencia del símbolo religioso no iba a dejar indiferente a nadie. Está claro que ha sido así. Para empezar, el tema de la negativa del hospital Puerta del Mar a ceder el salón de actos del centro no ha sentado nada bien a los responsables de la organización y ha provocado todo tipo de críticas.

Sin embargo, ha habido otra cuestión casi igual de desagradable que ha pasado más desapercibida y fue la intervención del obispo de Asidonia-Jerez en el momento de la recepción en el puerto gaditano. Afirmar que los jerezanos ya consideraban la cruz un poco suya y que habían dejado un listón muy alto a Cádiz es una falta de consideración y además un comentario fuera de lugar. Ya hacen bastante daño los desalmados en determinados entornos y no es de recibo alentar rivalidades "diocesanas".