Tumba del rumano que compartió nombre con el genocida. :: L. V.
cultura

Un judío llamado Adolf Hitler

Los restos del rumano muerto en 1892 que compartió nombre con el nazi descansan en Bucarest

VARSOVIA. Actualizado: Guardar
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«Aquí descansan los restos mortales de Adolf Hitler. Falleció el 26 de octubre de 1892 a la edad de 60 años. Rezad por su alma». Este es el texto escrito en rumano y hebreo que se lee sobre una tumba en el cementerio judío Filantropia de Bucarest, la capital de Rumanía. Junto con el texto aparecen dos manos unidas, que son el símbolo de una sociedad hebrea fundada en el año 1875. No es una broma macabra o simplemente de mal gusto de un periódico sensacionalista rumano. El hombre enterrado en esa tumba era un judío de Rumanía y compartía el mismo nombre y apellido que el genocida y fundador del III Reich, ese criminal bajito de origen austriaco que se autoproclamó 'Fürher', consiguió movilizar a gran parte del pueblo alemán, desencadenó una guerra mundial y exterminó a siete millones de seres humanos, entre otras víctimas, por el mero hecho de ser judíos.

«La historia es una pesadilla de la que intento despertar», dijo en 1922 el escritor irlandés James Joyce para poner de relieve que la literatura y el arte en cualquiera de sus formas reflejan el carácter trágico de la historia de la humanidad. A veces, tragicómico. En el caso que nos ocupa, «cabe preguntarse si compartir el mismo nombre que Adolf Hitler , aunque se trate de una persona que murió hace casi 120 años, es una tragedia o simplemente una triste coincidencia», señala un periodista del diario rumano 'Gândul'.

Los archivos del cementerio datan del año 1914, y por lo tanto es difícil saber quién era ese Adolf Hitler rumano y judío. Según diversas investigaciones, el hombre cuyos restos mortales descansan en el cementerio Filantropia de Bucarest era un fabricante de sombreros originario de la región oriental de Bucovina, que durante la Edad Media constituyó el núcleo histórico de la Moldavia.

Marius Mircu, el cronista de la comunidad judía rumana, cuenta en su libro 'Filantropia, un cementerio lleno de vida', que el Hitler de Rumanía tenía un taller y una tienda de sombreros en la calle Real de Bucarest. A finales del siglo XIX, el nombre de Adolf, de consonancia germánica, era bastante común entre los judíos, que en muchos casos tenían un apellido relacionado con el trabajo que ejercían.

Es probable que el muerto se llamara Hütler, que en alemán significa fabricante de sombreros, y que el artesano que se encargó de la placa de la tumba cometiera un error, y en lugar de Adolf Hütler, pusiera el nombre de Adolf Hitler . Nadie sabe si tuvo descendientes ni dónde viven. No hay que descartar que fueran asesinados por el régimen fascista del mariscal Ion Antonescu, que colaboró estrechamente con la Alemania nazi.

Destruida y reconstruida

Durante la Segunda Guerra Mundial, un empleado del cementerio judío descubrió la tumba por casualidad. En aquella época unos 300.000 judíos rumanos sucumbieron a la ira exterminadora del fascis0ta Antonescu. En ese clima de terror generalizado contra los judíos, las autoridades del cementerio ordenaron la destrucción de la tumba del Hitler rumano, porque debieron pensar que los fascistas locales y los nazis alemanes se lo podrían tomar como una provocación.

Durante la dictadura comunista la tumba siguió destruida, hasta que en 1987, dos años antes de que Nicolae Ceausescu fuera derrocado y ejecutado, fue reparada. «Fue un acto de justicia, porque ese hombre no tenía la culpa de tener ese nombre», dice el ingeniero judío que trabajó en la reconstrucción del monumento funerario, Iosif Colnareanu. El ingeniero explica que la lápida fue reconstruida teniendo en cuenta el estilo de los años ochenta, pero el epitafio fue reproducido fielmente.