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EXPANSIÓN 'MADE IN CHINA'

Las tiendas asiáticas hacen de la crisis una oportunidad y cambian la fisonomía del comercio gaditano

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Han conseguido vencer todos los mitos y leyendas que se ceban con los inmigrantes orientales. Incluso responden con media sonrisa cuando a alguien le da por repetir algún chiste malintencionado –que no hay gatos en los restaurantes, que nunca se ha visto el entierro de un chino–. Desde que desembarcaron en la provincia siempre han mantenido una actitud discreta y silenciosa. Respetan las costumbres, participan poco en la sociedad y pasan desapercibidos. Su especialidad es el sector servicios, en el que han descubierto el secreto para resistir la crisis mejor que nadie.

Local que echa el cierre en la ciudad, local en el que pone el ojo un inversor asiático. Con riguroso pago al contado, se han hecho un hueco en el corazón comercial de las ciudades y han conseguido duplicarse en los últimos dos años. Los empresarios tradicionales observan extrañados esta expansión del ‘made in China’, que ya se cuela por otros sectores hasta ahora menos habituales como la alimentación, las peluquerías o las cabinas de masaje.

Fernando García, presidente de la asociación jerezana Acoje, asegura que «no somos racistas ni xenófobos, pero queremos que tengan los mismos derechos y obligaciones que nosotros». Ya han denunciado a la Delegación del Gobierno cuestiones como la apertura en domingo, incumplimientos en horarios habituales, la presencia de menores ocupando puestos de trabajo o la ausencia de licencias para abrir determinado tipo de negocio.

Mientras tanto, las claves del éxito son atribuidas, precisamente, a los amplios horarios en los que se mantienen abiertos los comercios y a los bajos precios de sus productos, dos aspectos que, en ocasiones, pueden incluso rozar la ilegalidad. El representante de los comerciantes advierte que se ha encargado un estudio en todas las ciudades para tener una idea clara de la situación en la que se encuentran estas empresas.

«Que vaya por delante que no tenemos nada en contra de que un ciudadano chino, marroquí o italiano abra un establecimiento en la provincia, pero queremos jugar todos con las mismas reglas», insiste. Con el comentario se refiere a las exigencias de la Ley de Comercio sobre horarios de apertura y también a la normativa laboral en cuanto a la contratación de trabajadores se refiere.

Así, el resultado del estudio será remitido a la Delegación del Gobierno de la Junta, porque el control es competencia de varias consejerías. Se asegura que entre las irregularidades que se van detectando se encuentran la falta de hojas de reclamaciones y, fundamentalmente, el horario. «No tienen ningún tipo de control. Abren hasta 14 horas al día y no hay comercio tradicional que pueda mantener eso. Es una competencia claramente desleal», insiste el comerciante.

Bajo sospecha

También se habla de problemas con el etiquetado y la presencia de falsificaciones. «En este aspecto, las inspecciones de consumo de la Junta de Andalucía han resultado bastante efectivas. Son capaces de detectar rápidamente cuando hay productos ilegales y activan la alarma para retirarlos del mercado», resalta. De hecho, una de las últimas operaciones de la Guardia Civil terminó con la incautación de 11.000 artículos de contrabando en bazares chinos. Pero eso no significa que se incumpla las normas únicamente por ser extranjeros.

La organización de consumidores Facua hace, sin embargo, una llamada de atención cuando se trata este tipo de temas: «Dejemos de llamarlas tiendas de chinos y de relacionarlas con todo lo malo, son establecimientos de multiprecios y tienen el mismo tipo de problemas que cualquier otro regentado por un jerezano o de la provincia». David Cifredo, secretario provincial del colectivo, insiste en que «no hay una incidencia especial en cuanto a consumo».

En lo que respecta a la cuestión laboral o de horarios, recalca que «eso no lo llega a percibir el cliente, es competencia de las autoridades». No obstante, asegura que su organización es «firme defensora» de que exista un control férreo en todo tipo de establecimientos.

A la hora de pedir explicaciones a los señalados, se muestran reacios. Se mantienen en una línea de discreción y huyen de la polémica. Solicitando el anonimato de antemano, varios comerciantes asiáticos aseguran a este medio que «cumplen la ley y trabajan duro para sacar adelante sus negocios».

También dicen que la crisis les está pasando factura. Poco dados al asociacionismo, tan sólo hay un colectivo en España que los agrupe, pero no cuenta con ningún afiliado en la provincia de Cádiz, según explican desde la Asociación de Comerciantes Chinos de España, por lo que se niegan a hacer cualquier tipo de declaración.

En todo caso, la proliferación de tiendas chinas está cambiando la fisonomía del comercio gaditano y las pautas de consumo de los clientes, animados por la libertad de horarios y de precios.