Japón. La pareja y su prole llegan al aeropuerto de Narita, en las afueras de Tokio. :: TORU HANAI/REUTERS
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¿Qué fue de los Jolie-Pitt?

'Brangelina' se enfrenta al rumor de fractura más consistente desde que existe como pareja

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Ni la división del átomo resultó en su día tan perseguida y explosiva como la de Angelina Jolie y Brad Pitt. La prensa los unió hasta convertirlos en un solo ente bicéfalo denominado 'Brangelina' y la prensa parece empeñada en separarlos a cada rato. Pero, tras muchas falsas alarmas, esta podría ser la definitiva. ¿Se divorcia la pareja más mimada y admirada del Olimpo de Hollywood? Según algunos medios como el diario británico 'News of the World' la ruptura es inminente e irrevocable. Según otros, como la revista americana 'People', Angie, de 34 años, y Brad, de 46, se adoran y nunca estuvieron mejor. Tan honda contradicción podría resultar insostenible y absurda, si estuviéramos hablando de una pareja normal. Pero lo de 'Brangelina' no tiene nada de normal. Desde que estas dos megaestrellas se conocieron y unieron, lo suyo ha sido una superproducción.

El principal argumento que abona la teoría del divorcio es el acuerdo que Brad y Angelina habrían firmado hace unas semanas. En él, estipulan el reparto de sus abundantes bienes (más de 300 millones de dólares y tres mansiones ubicadas en distintos países) y la custodia de sus seis hijos, que en principio vivirían con la actriz. A ello se une la llamativa ausencia de la pareja (tan dada a la alfombra roja) en la ceremonia de los Globos de Oro y en el telemaratón organizado por su íntimo amigo George Clooney para socorrer a las víctimas de Haití. Pero existen otros argumentos que demuestran lo contrario. Sus publicistas y allegados, por ejemplo, mantienen que la fusión Pitt-Jolie sigue viva. Y recuerdan que, con fecha posterior a la firma del supuesto acuerdo de divorcio, el matrimonio celebró una cena romántica en un restaurante francés.

Sea o no cierta la ruptura, la realidad es que Brad y Angelina llevan viviendo cinco años entre el rumor y la leyenda. Criticados y encumbrados a partes iguales, hasta el delirio (y a menudo, la ridiculez), de ellos se ha dicho y escrito de todo. Que ella le había echado a él de casa una noche que llegó con unas copas de más. Que la madre de él le había amonestado a ella por beber más de la cuenta en la fiesta de cumpleaños de uno de sus hijos. Que ella se moría de celos porque él se veía en secreto con su ex mujer, Jennifer Aniston; que él se moría de celos porque ella había vuelto a disfrutar de las mieles de la bisexualidad... Esto, en cuanto a las críticas. Porque en el capítulo de las alabanzas, tampoco hubo nunca medida. Ahí, los Jolie Pitt se convirtieron pronto en una pareja de record: los más guapos, los más enamorados, los más familiares, los más 'fashion', los más solidarios... Los más de lo más.

Y es que Brad Pitt y Angelina Jolie nunca se han conformado con el término medio. Si formaban una familia tenía que ser a lo grande: seis hijos en menos de cuatro años. Por supuesto, adoptados y biológicos, a partes iguales, y todos bellísimos, pues la fotogenia resulta imprescindible en toda superproducción. Hasta los partos contaron con una puesta en escena de un exotismo cinematográfico, ya que Angelina no se limitó a dar a luz en la clínica más cercana, sino que poco antes de romper aguas se desplazó con toda su prole a lugares como Namibia.

En Africa nació, en 2006, la rubísima y sonrosada Shiloh Nouvel, y dos años después, en un pueblecito francés, venían al mundo los gemelos Knox Leon y Vivienne Marcheline, gracias a unas «píldoras de fertilidad» que dijo haber consumido su famosa mamá. A ellos hay que sumar a Maddox, el primer hijo que tuvo Angelina, y al que adoptó en Camboya, mientras rodaba su primera película como Lara Croft y le nacía la conciencia solidaria. A Maddox se unirían más tarde, ya con Pitt, dos nuevas adopciones: la de la africana Zahara (la niña de los ojos de su papá, según Angelina) y la del vietnamita Pax.

Ser padres de familia numerosa nunca ha sido para los Jolie Pitt (sus niños llevan en primer término el apellido materno) sinónimo de estancamiento. Al contrario, desde que formaron su fotogénico, solidario y multi-étnico clan Brad y Angelina no han parado de viajar con él por todo el planeta. Y así la familia tan pronto anunciaba que se establecía en Nueva Orleans, como en la Provenza francesa, Los Angeles o Nueva York (¿Falta de decisión? ¿Miedo a echar raíces? ¿Inestabilidad crónica?). La última vez que se vio y fotografió a Angelina (al menos a la hora de escribir este reportaje) andaba de compras por las mejores tiendas de Los Angeles con sus niñas Zahara y Shiloh. Mientras que ese día Brad Pitt asistía a un partido de fútbol americano en Louisiana con el primogénito, Maddox, que ya ha cumplido ocho años.

Hiperactiva, inclinada a la adicción (lo mismo para la maternidad que para los tatuajes) y tremendamente intensa, Angelina encarna desde hace unos años el peligroso paradigma de la superwoman, alarde que la llevó a pasearse por Bagdad embarazada de gemelos y con chaleco antibalas, como embajadora de Acnur, pero que también le ha acarreado depresiones, estrés y notables pérdidas de peso. Los amigos de Brad Pitt que son partidarios de Jolie aseguran que ella le ha descubierto muchas cosas buenas al actor, como la solidaridad y la paternidad. Y aquéllos que nunca creyeron en ellos como pareja, siguen repitiendo que Pitt «no sabe dónde se ha metido».