EL MONUMENTO DEL CENTENARIO, PIEZA A PIEZA

Alegoría de la paz

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En el anterior artículo tratamos de la guerra y como está representada en el monumento a las Cortes. Por lógica y siguiendo esa buscada dualidad del monumento, también tenemos la alegoría de la Paz, una paz que empezó con el levantamiento francés del sitio a nuestra ciudad.

Una paz además necesaria para revitalizar a la nación, darle un nuevo impulso social y económico, con nuevos derechos, ponerla en la senda de la prosperidad , modernizarla en definitiva, algo que los diputados de las Cortes de Cádiz con sus discusiones y proyectos impulsaron en una situación difícil y triste.

Al mirar el monumento de frente en el lado izquierdo de este figurado hemiciclo-que imita un parlamento- en el extremo del brazo observamos una figura que simboliza la Paz, mientras la alegoría de la guerra, con su apariencia y sobre todo el caballo, refleja cierta violencia en cambio.

Aquí el escultor Aniceto Marinas realiza una escultura ecuestre con una figura femenina -como todas las del monumento, de corte clásico- en actitud serena, sin aspavientos, vestida con túnica y en su mano derecha alzada llevando una cruz con una hoja de laurel, mientras en su mano izquierda sujeta las riendas de un caballo que a diferencia del que monta Marte, reposa en una actitud tranquila.

Cada alegoría refleja con sencillez (como todo el monumento) el mensaje con el que se quería ilustrar a los ciudadanos de los años 20 del pasado siglo.