La calma ha regresado a los autobuses urbanos tras un periodo de conflictos. :: LA VOZ
Jerez

Año Nuevo, autobuses nuevos

El principal reto tras la compra, que puede cerrarse en cualquier momento, será el de recuperar los viajeros que se han perdido Cojetusa ultima las negociaciones para el traspaso del servicio a Linesur

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Las fiestas han sido sólo un pequeño paréntesis en la culminación de una operación que el Ayuntamiento jerezano espera como agua de mayo. La alcaldesa, en más de una ocasión, ha mostrado sus deseos de que se vaya de la ciudad Cojetusa, una empresa donde los conflictos laborales entre dirección y trabajadores son constantes, lo que empaña el funcionamiento de un servicio que no pasa por su mejor momento.

Una vez concluida la tregua navideña, la compra por parte de Linesur, que se dio un plazo de poco más de un mes, puede completarse en cualquier momento. Siempre y cuando nadie se eche atrás, aunque según las fuentes consultadas por este medio, todo sigue adelante en los mismos términos.

La operación, de hecho, ha pasado ya por todos los trámites y parabienes administrativos necesarios. El último, justo antes de las fiestas, fue la aprobación en junta de gobierno local.

La abultada deuda

Las últimas previsiones apuntaban a que Linesur estrenaría el año haciéndose cargo del servicio a todos los efectos. Un asunto especialmente complicado en la negociación que mantienen ambas partes es el de la deuda que mantiene el Ayuntamiento con la concesionaria, que oscila entre los 22 y los 24 millones de euros.

Dinero que ahora pasará a deber el Consistorio jerezano a Linesur, que se hará cargo de ese montante global, según ha podido saber este medio.

De hecho, el grueso del desembolso que hará Linesur para la compra tiene que ver con la deuda, ya que los autobuses, dado su mal estado, no resultan demasiado caros.

Otro de los grandes retos que tendrá será el de recuperar, poco a poco, el número de viajeros, tras la sangría que se ha producido en los últimos años.

También devolver la normalidad a las relaciones con los empleados, donde las huelgas o conatos de protestas se suceden un mes sí, y otro también. El último fuego se apagó cuando la empresa abonó a los trabajadores la paga extra.

«Voy a agradecer profundamente y en el alma que se vaya cuanto antes de esta ciudad», manifestó recientemente la alcaldesa. Pues lo dicho.