PAN Y CIRCO

Echar de menos

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Quién nos iba a decir que, en esta temporada, echaríamos de menos a Andrés Fleurquin?

Ahora, cuando falta es cuando somos conscientes de la necesidad de contar con un deportista dotado de fuerza, capaz de imponer su autoridad y de contagiar su pundonor a todo el equipo.

Ahora valoramos la cantidad de balones que se estrellaban en su cabeza aliviando notablemente el trabajo de los defensores. Es posible que, en esa ausencia, radique la fragilidad de la que ha adolecido el equipo de Javi Gracia en la mayoría de los partidos disputados durante esta primera vuelta de la competición liguera.

Hemos de dar la razón al crítico Manolo Rodríguez cuando afirma que el equipo cadista logra con mayor facilidad los triunfos, precisamente, cuando juega un poco peor o, mejor dicho, cuando lo hace 'menos bonito': cuando intensifica los trazos de su peculiar perfil futbolístico y cuando plantea y resuelve el partido sobre las bases del trabajo permanente y del sacrificio intenso. En esta División de Plata todos los jugadores han de trabajar y sufrir no sólo los obreros, sino, también, los artistas.

Todos se han olvidar del estéril virtuosismo, ponerse el mono de faena y sudar la camiseta. Esperamos que los nuevos fichajes vengan a eso: a colaborar para que el equipo luche más. Han de aportar una mayor 'intensidad'.

En el fútbol, como bien es sabido, este término -'intensidad'- quiere decir 'entrega' durante los noventa y tantos minutos que dura el encuentro, 'presión' a todo lo largo y lo ancho de la cancha, y 'control operativo' en todas las líneas del equipo.

Y es que, a veces, jugar a fútbol es no dejar jugar al equipo contrario; es impedirle que controle el juego, que encuentre huecos por donde colarse, y oponerse a que hilvane las jugadas que facilitan el gol. El peligro se cierne cuando se pierde la brújula.