Silvio Berlusconi sale del hospital y promete seguir «con más fuerza»

Silvio Berlusconi dejó ayer el hospital milanés de San Raffaele, tras cuatro noches ingresado, con una vistosa venda que le cubría parte de la cara. La última visión pública de su rostro era la de un hombre ensangrentado y desconcertado, tras el ataque de un desequilibrado que le arrojó a la cara una estatuilla del Duomo de Milán. Ayer por la mañana parecía sereno pero cansado. Saludó a los fotógrafos. Luegó pasó cuatro horas en su dentista de confianza para reparar los dos dientes rotos. Llegó a su mansión de Arcore poco después de las tres de la tarde.

Según el diario suizo 'Le Matin', ya tiene reservada una estancia en la prestigiosa clínica Ars Medica de Gravesano, donde se ha sometido otras veces a operaciones de cirugía estética, para borrar las huellas de la agresión. Para Berlusconi la imagen es un eje fundamental de su modo de hacer política. En teoría debe reposar quince días, pero ya se verá. 'Il Cavaliere' gusta de hacer demostraciones de energía, suele hacer poco caso a los médicos y no se descarta que, por ejemplo, aparezca en Nochebuena en el Abruzzo, lugar del terremoto del pasado mes de mayo.

Entretanto emitió un comunicado, el primero de tipo político desde la agresión, que ya destilaba entre líneas su familiar cinismo: «Me quedarán dos cosas de estos días, el odio de pocos y el amor de muchos, muchísimos italianos. A unos y otros hago esta promesa: seguiremos adelante con más fuerza y más determinación que antes en el camino de la libertad».