PAN PARA HOY

ESTÓMAGO

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Diciembre, supuestamente, es el mes del corazón, con el protagonismo de las navidades como epicentro emocional. Pero todos sabemos que, en realidad, con datos objetivos en la mano, es el mes del estómago por antonomasia. Un estómago que pase la dura prueba de la ITV (Inspección Técnica de Vísceras) de diciembre y salga indemne, está preparado para aguantar lo que le echen a lo largo del año gastronómico. Este fin de semana dilatado que hemos dejado atrás ha servido para realizar los entrenamientos libres, los primeros atracones para que el organismo se vaya acostumbrando al ritmo de la competición; vamos, a comer sin ganas. Ahora, ya conocemos si vamos a ir a por el podium, o nos vamos a retirar a mitad de la carrera. Si es ése su caso, lo siento mucho.

También tendremos accidentes, salidas de la pista, amagos, colapsos, y sustos varios que acabarán en urgencias, es el precio de la gula. En unos días, tendremos las pruebas clasificatorias, las clásicas comidas de empresa, de curso, de cursillo, y este año también de ERE para poner a parir al empresario, o de cola del INEM para cagarse en el Gobierno. En estas orgías de mandíbula lucharemos todos por la 'pole position', y pondremos los intestinos al cien por cien de su capacidad gástrica, buscando los límites de la maquinaria. Y nada de dos paradas para repostar, las que haga falta. Una vez hayamos cumplido con las instituciones colaterales, nos enfrentaremos a la competición propiamente dicha; las pruebas navideñas en familia. Aquí, hay que darlo todo, a morir, como se suele decir, y en ocasiones, desgraciadamente, es literal; todas las navidades, unos cuantos estómagos dejan de rugir para siempre. El gran premio de las navidades consta de varias pruebas sobre el mantel, dependiendo de las familias, puede llegar a seis, como es mi caso. Todos nos desearemos buenas intenciones, cuando lo que más necesitaremos serán buenas digestiones. Pasen buen día.