Cartas

Obama y la guerra

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El flamante Premio Nobel de la Paz se ha quitado la careta de inocente paloma. Ya no engaña ni a los incautos que creyeron en él por ser negro y 'progresista'. Ha aprobado el envío de más soldados a Afganistán a una guerra que es un pozo sin fondo, un pantano, en un país donde la noche es de los talibanes y el Gobierno de Kabul sólo controla las ciudades (que es un decir).

¿No les recuerda a Vietnam? Claro que sí. Se repite la historia, una vez más. Así va a tener el inquilino de la Casa Blanca los mismos uniformados desplegados allí que la URSS y ya sabemos cómo acabó aquello para los soviéticos... Pero al final se impone la 'lógica' de EE UU, cuya industria de guerra debe alimentarse de forma cíclica de conflictos bélicos y que tiene a más de mil generales y almirantes retirados en puestos clave de esa misma industria, e influyendo en el Pentágono. Ya lo dijo en los años 60 ese gran pacifista galés que fue Bertrand Rusell: 'En Estados Unidos los presidentes pasan, el sistema continúa'.