Apretao

Todos muy apretados, todos muy juntitos. Este Cádiz, que tan poco nos gusta, está en terreno de nadie, a seis puntos del último y a seis del cuarto. Dos victorias nos separan de la ilusión a la desazón. Y es que esta categoría es tan igualada que todos somos tan buenos o tan malos, todo depende de cómo se mire la cosa. El mal de muchos es consuelo de tontos, y por eso nosotros, los cadistas, no nos entregamos a nuestro destino y puede parecer que lanzamos críticas destructivas. Parece que no nos gusta nada y puedo asegurar que nada está más lejos de la realidad. Hay que tener en cuenta que los aficionados criticamos por cariño, por compromiso, jamás lo hacemos en defensa de ningún futbolista amigo o por ganar un trato mejor por parte de la directiva. A nosotros nos duele el Cádiz. Lo mismo que los dirigentes y profesionales de este club ponen mil ejemplos, ellos podrían mirarse en espejos como el del Betis, donde existe una guerra interior que no traerá nada bueno o en otros que, estando mejor que nosotros, ya han cambiado de entrenador. Aquí, que yo sepa, la afición no ha pedido ninguna destitución. Todo lo contrario, lo de la prensa es otra cosa. Aquí lo que se ha pedido es que se sea más flexible. Esta categoría es tan igualada que un destello o un chispazo te hacen ganar o perder. No quiero hurgar en ninguna herida, pero no sabremos jamás si con Diego jugando desde el principio tendríamos tres puntos más. Parece poca cosa pero es la diferencia entre la gloria y el infierno. Entre categorías, los escalones son gigantes, el Cádiz se paseó el año pasado pero esto es otra cosa, lo mismo que el Xerez se paseó y fíjense en su actual situación. Cada escalón que se sube hay que aportar algo más y si uno lo tiene, despreciarlo es de tonto. Ojalá terminemos donde estamos, ojalá las críticas sirvan para algo, pero lo cierto es que en dos partidos han funcionado. Sólo hay que querer escuchar y apretar los dientes.