Opinion

Mujeres

¿El énfasis sobre la violencia de género puede eclipsar el protagonismo femenino en la sociedad?

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No es la primera vez que utilizo este título en una columna. Además, me da la impresión de que no es del todo un buen título, ya que probablemente promete más de lo que puede ofrecer, pero bueno. Recuerdo que en uno de esos artículos pasados me permití enunciar la esperanza (una esperanza mezclada con una buena parte de curiosidad más bien fantasiosa) de llegar algún día a ver el poder en manos femeninas. No sólo el poder político, también el económico. Por no hablar de la religión, claro. Recibí un par de cartas divertidas. Mi argumento era simple: no es fácil hacerlo peor que los hombres. Echen un vistazo al siglo XX. Y al comienzo del XXI. ¿Por qué no probar? En fin, por supuesto, eso nunca ocurrirá. De hecho, lo deseable es que hombres y mujeres acaben compartiendo el poder, los puestos más cualificados y de mayor responsabilidad en todo tipo de instituciones y empresas, y en situaciones de igualdad real y efectiva. Actualmente tenemos una Ley orgánica de igualdad entre hombres y mujeres. Y hasta un Ministerio de Igualdad. Pero evidentemente aún falta algo. Para empezar, falta educación. Falta tiempo.

Vamos a ver, hay algo que me preocupa de todo esto. Y es, en gran medida, una cuestión de imagen. Me gustaría no ser torpe en la expresión de esta idea, pero me temo que la imagen de las mujeres no se ve en absoluto beneficiada por la deliberada reiteración y el exceso de énfasis con que los medios suelen presentar las noticias de violencia de género. Se trata sobre todo de una cuestión de proporción, entiéndanme. Soy consciente de que estamos hablando de una realidad lacerante que los medios de comunicación tienen el deber de no ocultar. Hasta ahí, de acuerdo. Pero a la vez sospecho que un exceso de atención y de tiempo en el tratamiento informativo de estas noticias que en el fondo siempre tienen algo de crónica negra, así como una descripción demasiado minuciosa de detalles en realidad poco relevantes y más bien morbosos y trágicos, en lugar de causar ya un efecto positivo, están perjudicando la imagen de la mujer de un modo quizá insospechado. Hay que ser muy cuidadosos con eso. No se puede estar un día tras otro lanzando el mensaje de que las mujeres son víctimas y nada más que eso, porque al final es muy probable que de esa manera estemos contribuyendo más o menos ingenuamente a que ese modelo se consolide. De todas formas, no quisiera dar la impresión de que estoy demasiado seguro. Detesto parecer dogmático. Pero no creo que estar constantemente proyectando una imagen victimista de la mujer sea de verdad muy educativo. Lo que digo es que eso puede estar reduciendo y eclipsando la presencia y el protagonismo real de las mujeres en la sociedad contemporánea. Pero bueno.