Los hermanos Bonilla comparten el oficio de carnicero. / LA VOZ
Jerez

La crisis no afecta al cliente

Juan y Rafael fundaron la carnicería Hermanos Bonilla hace siete años y apuestan por conjugar los buenos precios con la calidad

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Juan y Rafael son hermanos y comparten oficio. Lo suyo es ejercer de buenos carniceros. Es lo que han hecho toda la vida. Hace unos siete años, decidieron unir sus fuerzas y comenzar una andadura comercial de la mano. Así nació carnicerías Hermanos Bonilla. El lema era claro: «buenos precios, la mejor calidad y un servicio óptimo. Con estas pautas es difícil no triunfar», comenta Rafael.

Si hace unos años comenzaron con un establecimiento, ahora son cuatro los que comandan. A saber: La Cartuja, Vistalegre, Federico Mayo y, ahora, también en la calle José de Arce, en la barriada de La Plata. Hace un mes que se abrió esta nueva carnicería y los expositores están punta en blanco. También, en el local, está Miriam y su tienda de alimentación. Bueno está Miriam y su criatura, pues falta tan sólo unas semanas para que sea mamá. Ilusión por todo lo alto.

Mientras, la carnicería luce como nunca. Brillan las cristaleras y abundan los géneros. Lomo de cerdo, carnes para buenos guisotes, frondosas faldas de ternera o blancas carnes de pollo en forma de pechuga o muslo.

Productos

Colgados, están los buenos jamones de bodega y las paletas ibéricas. Preparadas para cuando llegue la Navidad y alguien pase y escuche un «cómeme». «Cada quince días vamos renovando las ofertas. Siempre tenemos cosas a muy buen precio. Y después tenemos nuestras propia factoría de elaboración donde hacemos los precocinados y los aliños», asegura Rafael Bonilla.

Las carnicerías Hermanos Bonilla son una buena alternativa a los tiempos de crisis. Los precios tocan suelo. Y sin embargo, a tenor de las buenas vistas que lucen las frescas viandas, los productos son de calidad extra. Merece la pena.