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Un detenido por dar avisos falsos de bomba en Chipiona alega que era una broma

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Tiene 24 años y un pésimo sentido del humor. Juan Antonio P. P. es un vecino de Chipiona, responsable de seis avisos falsos de bomba que dio en nombre de ETA entre los meses de agosto y octubre. La Guardia Civil confirmaba ayer su arresto por un delito de amenazas terroristas que le puede pasar factura más allá de la pena de cárcel.

El Estado podría reclamarle los gastos que generó cada vez que levantaba el teléfono. Sus llamadas obligaron al Instituto Armado a activar los protocolos de seguridad que incluyen acordonar la zona donde estaría el artefacto explosivo o desalojar los edificios próximos.

Juan Antonio P.P. fue arrestado el pasado lunes después de ser identificado por los agentes que llevaban semanas siguiendo su pista. Desde la primera llamada, la Guardia Civil tenía prácticamente descartado que se tratara de un aviso real efectuado por la banda terrorista. El acento del supuesto informante y los datos que aportaba no coincidían con la forma de proceder de ETA. Pero como ocurre con los avisos habituales que suelen darse en centros escolares, sobre todo en periodos de exámenes, el protocolo de seguridad debe activarse siempre.

Señuelos de narcos

Juan Antonio P. P. siempre situó las supuestas bombas en edificios de Chipiona como el Santuario de la Virgen de Regla o el Ayuntamiento. En las últimas llamadas llegó a amenazar a un concejal o alertar de la colocación de un artefacto en la casa del alcalde.

Los agentes investigaron también si detrás de cada aviso lo que había era una maniobra para despistar a la Guardia Civil con el fin de poder introducir alijos por la costa. No es la primera vez que los traficantes lanzan señuelos para poder maniobrar. Pero esta línea de trabajo no ha dado resultados. Juan Antonio P. P., que carecía de antecedentes, reconoció los hechos. Dijo que había sido una broma y que algunas veces había bebido antes.