MUNDO

Los sindicatos: 'Napito', Lázaro Cárdenas y el 'quinazo'

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Las relaciones entre presidentes y líderes sindicales han marcado historia política mexicana desde el siglo pasado. Calderón y Esparza, dirigente del SME, han sido los últimos en chocar, pero no los primeros. El antecesor de Calderón en la jefatura del Estado, Vicente Fox, no reconoció el liderazgo de Napoleón Gómez Urrutia al frente del Sindicato Minero tras suceder a su padre, Napo Gómez Sada, durante cuarenta años líder de los extractores de mineral. Napito no cumplía el requisito de haber trabajado en una instalación de pozos -ni de conserje-, pero heredó el puesto en 2002.

Cuatro años después tuvo que escapar a Canadá para huir de la justicia, que le busca por fraude, falsificación de firmas y el desvío de cuarenta millones de euros entregados por el grupo Minero México para los trabajadores sindicalizados, producto de la privatización de la mina Cananea, la más grande del país y la tercera del mundo, cerrada por el conflicto sindical.

Los desencuentros comenzaron entre el general Lázaro Cárdenas y Luis Morones. El primer líder sindical y fundador de la Confederación Revolucionaria Obrera Mexicana apoyó a Plutarco Elías Calles, creador en 1922, del Partido Laborista, del que surgió el actual PRI. Cuando Cárdenas llegó al poder les acusó de atentar contra su investidura y les obligó a exiliarse.

Durante el mandato de Carlos Salinas de Gortari (1989-95) se acuñó el término quinazo para referirse al golpe contra un líder sindical o correligionario. La Quina, alias de Joaquín Hernández Galicia, líder de los obreros petroleros se opuso a su candidatura llegando a difundir un pasquín afirmando que Salinas y su hermano Raúl mataron a una sirvienta en su infancia. Fue condenado a 35 años de prisión por homicidio y acopio de armas de uso exclusivo del Ejército. Fue liberado en 1997.