vuelta de hoja

Willy es mayor de edad

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Los años de cárcel no pasan en balde. Si un transgresor de la ley, no de los que están en los despachos, sino de los que están a la intemperie, comete un delito, lo primero que hay que hacer, antes de mirar su medio ambiental, es mirar su carné de identidad.

A Abdu Willy, nuestro único piratilla cautivo, lo han declarado mayor de edad, no sin una minuciosa inspección de su desacostumbrada dentadura y del desarrollo de sus metacarpianos. La edad, que no siempre coincide con el tiempo -véase el supremo ejemplo del gran Francisco Ayala- se vulnera a veces, pero no los chivatazos de los calendarios. Va mucha diferencia entre haber nacido en edad de responsabilidad penal o en la víspera.

Coincide la decisión del juez de la Audiencia Nacional de declararle a Willy mayor de edad, saber y gobierno, y por lo tanto poder meterle en la cárcel durante unos interminables años, con el acuerdo del Consejo de Estado, según el cual las armas de guerra para proteger a los atuneros tardarán unos seis meses. Y luego dicen que las latas de conserva son caras. Si nuestro Gobierno, que se conoce que está preferentemente ocupado en sus trifulcas íntimas, no autoriza el embarque de infantes de Marina para los que faenan en el Índico, el que quiera peces en conserva que se moje el culo. Quienes no sepan que son imprescindibles las armas para proteger nuestros barcos es que no saben lo que se pescan.

Otro problema, muy anterior, es el del robo en los mares anchos y grandes. El ser humano siempre ha mostrado una gran tendencia a llevarse lo que no es suyo, creyendo que es de todos. Los somalíes lo sufren largamente. Algún día Willy, cuando sea viejo, será considerado un héroe entre los suyos.