Cruceristas, a bordo de un autobús turístico, junto a las obras de Canalejas./ M. GÓMEZ
CÁDIZ

Cádiz se ve mejor desde el mar

El creciente número de cruceristas se muestra «encantado» con la ciudad pese al gran número de obras para el Doce y la corta experiencia local como puerto base

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Los más viejos del lugar siempre repiten que la ciudad ofrece su mejor perfil cuando se la contempla desde el mar, ya sea desde la cornisa del Atlántico, bien desde el remanso de la Bahía. Desde ahí, todo se divisa con higiénica perspectiva. Si, además, el obsevador acaba de llegar de otras ciudades, grandes y pequeñas, de Europa y África, del Mediterráneo y el océano, tiene frescos unos elementos de comparación que ayudan a situar la capital gaditana en su dimensión exacta.

Esa debe de ser la explicación a la magnífica impresión que decenas de cruceristas tienen de Cádiz. El debate sobre la incomodidad por la coincidencia de obras les resulta ajeno. Las dificultades que plantea el tráfico, para acceder a la ciudad desde el puerto, les parecen soportables. La percepción de ciudad sucia les suena exagerada. La polémica sobre si se atiende convenientemente a los cruceristas se les antoja incomprensible.

La conversación con una veintena de viajeros, y sus guías, al azar, sólo deja espacio para la satisfacción. Apenas se filtra la menor queja sobre una localidad que aún carece de experiencia como puerto base y cuyos ciudadanos se preguntan, en plenos preparativos para el Doce, si estamos preparados para un número de visitantes con camarote que no deja de crecer.

La invasión de cada día

Ayer, lunes para los lugareños, era otra de esas jornadas (dos de cada tres en los últimos meses) festivas para el que llega desde el mar, agrupado para esa invasión pacífica, curiosa y madrugadora que toma el centro desde el amanecer. Desembarcan por autobús en La Caleta o avanzan ordenados tras un cartelito alzado por San Juan de Dios, Pelota, Catedral, Plaza de las Flores, tablao La Cava...

Los de ayer, eran ocupantes del MSC Orchestra, el primero que ha tomado Cádiz como puerto base de algunas de sus rutas. Llevaban una pegatina identificativa. Antes de mediodía, parecían ser mayoría frente a los habitantes habituales. Al margen de su nacionalidad o su idioma, todos compartían una inmejorable opinión de la ciudad.

«É bella e pulita», repiten a coro un grupo de italianos. Gino y Felice, de Livorno, ya con la ayuda traductora de la guía, detallan que «es una ciudad tranquila, limpia, segura y acogedora». Las obras no les asustan: «Somos italianos -ríen con ironía- estamos acostumbrados a que todo esté en obras siempre». Cuando su país está en pleno debate sobre la inmigración, a los dos veteranos se les escapa un comentario sincero: «No se ven muchos extracomunitarios, la gente tiene un aspecto normal, que no te hace temer».

Limpia y segura

Sean y Jeanette son británicos, también sexagenarios como los anteriores, de Newcastle, tras escuchar tres bloques de comentarios históricos de su guía (curiosísimo el de la piedra ostionera, digno de Youtube), pasan su «media hora de tiempo libre» entre La Marina y el Bar Andalucía. Coinciden en la limpieza «es increíble que rieguen tanto», dice la traductora que comentan. Aunque los gaditanos duden, les parece que la ciudad está «muy bien conservada. Es asombrosa la restauración de edificios».

Anna y Jürgen son una pareja de Friburgo que va en el grupo guiado de germanoparlantes (suizos, austríacos y alemanes). Reacios a charlar, reservadísimos, aciertan a decir lo más parecido a un defecto que sueltan todos los interrogados: «La ciudad es muy pequeña, pero acogedora».

Carmen Barroso, responsable del colectivo Guías Turísticos de Cádiz, da algunas claves que ayudan a entender la positiva imagen que tienen de la ciudad pese a su escasa experiencia como puerto base para cruceros. «Hay que entender que muchos llegan aquí tras pasar por ciudades del Norte de África donde las condiciones son peores, o por Roma, donde las obras sí son crónicas, o por Barcelona y Málaga, donde salir del puerto sí es difícil. Allí les atienden con menos cercanía porque ya no son novedad... cuando lo comparas con todo eso, Cádiz les parece una maravilla. De verdad les gusta, a todos. La ven limpia, segura, cómoda, interesante... algunos han repetido escala premeditadamente y no quieren ni oír hablar de ir a Sevilla».

Nada como viajar para romper estereotipos y valorar.