Ciudadanos

Cerca de un millar de vecinos de Conil se concentra para protestar por la movida

La Atalaya y Casco Antiguo convocaron la protesta frente al Ayuntamiento para denunciar que la imagen de la ciudad sea «botellón, alcohol y droga»

| CONIL Actualizado: Guardar
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«La situación es insoportable». Los representantes de la Asociación de Vecinos La Atalaya y Casco Antiguo, en Conil, convocaron ayer a sus vecinos a que se echaran a la calle para dejar patente su descontento por el fenómeno del botellón y por la marcha nocturna en la ciudad. Y tuvieron más éxito del esperado. En torno a 800 personas participaron en una manifestación que, según este colectivo, se ha realizado «de una manera casi improvisada y basándose en el boca a boca y en internet». El cerca del millar de manifestantes realizó su concentración frente a las puertas del Ayuntamiento y pasó frente a las zonas de marcha del centro para reclamar más seguridad y exigieron el cumplimiento exhaustivo de la normativa de ruidos tanto por parte de los locales como por parte de los propios jóvenes. «Es una vergüenza que se asocie Conil con botellón, alcohol y droga», insistían estos vecinos, que destacaron la falta de incidentes durante la concentración.

Según denuncian, las molestias se producen sin excepción cada fin de semana de julio y agosto en zonas que abarcan desde la discoteca Ícaro hasta el antiguo Matadero en pleno centro de Conil, así como la calles Peñón, Cádiz, Ancha, Herrería, La Palma, Goya, Noria y Dalí, donde se encuentran la mayor parte de pubs y locales de ocio nocturno de la zona.

La última medida tomada por el Ayuntamiento para controlar esta movida juvenil, que cada fin de semana reúne en esta población costera gaditana a entre 10.000 y 15.000 personas con ganas de marcha, ha sido el cierre temporal de cinco locales de copas, el Floyd, el Decibelio, La Esquinita, El Adán y el Ananda. Las causas esgrimidas son permitir a los clientes consumir en la vía pública y funcionar con puertas y ventanas abiertas.

Los representantes de La Atalaya, no obstante, creen que las multas económicas de entre 301 y 24.000 euros para los propietarios de estos establecimientos son «un castigo de risa para locales, que hacen muchísimo dinero cada fin de semana a costa del descanso de los conileños», explican.