PAN Y CIRCO

Pretemporada

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En otra galaxia muy lejana a esa donde se compran futbolistas por cantidades que algunos no somos capaces de traducir ni en pesetas. A años luz de esos jóvenes millonarios con una flotilla de coches a cada cual más caro, que son capaces de gastarse una noche en copas lo que algunos soñamos con ganar en un año. Y que se los llevan a paraísos idílicos para que se pongan en forma y entrenen un poquito, ya que el resto del año no lo harán pues estarán muy ocupados haciendo anuncios y cosas de esas. En otro mundo muy diferente al del glamour, los tatuajes, los trajes caros, las modelos y toda esa parafernalia ha empezado la pretemporada para las verdaderas estrellas, las que brillan con luz propia en esto del fútbol. Una pretemporada que aunque parezca dura es sólo el aperitivo de lo que les queda por pasar. Y con un ánimo contagioso hacen cola para renovar su abono de la ilusión. Mileuristas que se privan de un par de caprichos, jubilados que dejan media paguita, niños que rompen huchas o los que tienen que pagar en nueve plazos algo que las otras estrellas dejan de propina en cualquier bar. Sí, es dura la pretemporada pero todo sea por no fallarle a su equipo. Y planean desplazamientos larguísimos en autobús para animar a los que van en vuelo chárter. Y lucen con orgullo las camisetas que los otros humillarán. Y discutirán con amigos para defender a algunos que no saben ni que existen. Y llorarán y gritarán y se abrazarán. Y se manifiestan en Sevilla por su equipo y por vergüenza torera, y en Barcelona defenderán a muerte su triplete y en Madrid querrán quitárselo y en Cádiz se subirán a su submarino. Ha empezado la pretemporada para las verdaderas estrellas, los aficionados, los únicos que son imprescindibles, cuidadlos. Todos rezan para que los que vistan sus colores sean por lo menos honrados.