SOMOS DOSCIENTOS MIL

Bautismos civiles

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Entiendo que, como columnista, hay veces en las que mi apreciación de la realidad puede verse distorsionada por muchos y diversos factores: un comentario, el punto de vista de un allegado, las propias convicciones u otras circunstancias, hacen que, como digo, la personal apreciación diste del común de los jerezanos en general, y de los políticos de forma muy particular. Hoy creo que es una de esas ocasiones.

Leo, en la edición de ayer de La Voz, que nuestro entrañable Ayuntamiento ha solicitado información al Ayuntamiento malagueño de El Borge, para celebrar bautismos civiles. Una idea que en la Comunidad ha puesto en marcha el alcalde de la citada localidad, de Izquierda Unida la criatura para más señas, quien ni corto ni perezoso, el pasado 30 de mayo celebró el primer bautismo que se realiza en Andalucía sin símbolos religiosos ni textos cristianos.

La noticia tiene dos lecturas: de un lado la ciudadana, pues con la que está cayendo en Jerez (25.000 parados, huelgas por doquier, despidos y cierres diarios de empresas, Ayuntamiento arruinado y para que seguir) seguro que esta iniciativa lleva a nuestros políticos a despilfarrar lo poco que aún pueda quedar en la caja municipal, al objeto de contratar al consabido equipo de expertos, que estudie cómo acomodar el bautismo civil a la idiosincrasia jerezana. De ese modo, en el acto bailaría un caballo cartujano, el niño (que se joda la Ministra de Igualdad) sería rociado con vino de Jerez y, por supuesto, el acto culminaría al compás de palmas por bulerías.

De otro lado, esta noticia tiene una lectura marcadamente religiosa, pues el bautismo civil, se ponga como se ponga el Alcalde de esa localidad, es la mayor estupidez que me he llevado a mis retinas. El bautismo, y doctores tiene la Iglesia, constituye el rito con el que uno se inicia a una religión. En la católica, el bautismo es un sacramento necesariamente dotado de ciertos símbolos: agua bendita, óleo y otros, que nos permiten dejar atrás el pecado original y entrar a formar parte de la Comunidad Católica.

A los efectos civiles, sería conveniente que este Alcalde se leyera el Código Civil, norma que da las pistas para entender cuándo se determina la personalidad o cómo se adquiere la nacionalidad española, sin necesidad de acudir a pantomimas y actos absurdos. Evidentemente, cada cual es libre de festejar el nacimiento de un niño como le venga en gana pero, de ahí a crear actos paralelos para los no cristianos, media un abismo difícilmente entendible si sobre el cuello existe algo llamado cerebro.

Sin embargo y puestos a ahondar en el tema, dado que de rayar la estupidez más absoluta se trata, bueno sería que las autoridades civiles, tras crear el matrimonio y el bautismo no religioso, fueran contratando más grupos de expertos que den vida a la confirmación civil, así uno podrá fortalecer y completar la obra del bautismo civil. También debería crearse la penitencia civil, y podríamos contar nuestros pecados civiles (ocultar datos a Hacienda o saltarnos los límites de velocidad) al cura civil -no olviden crear el orden sacerdotal civil- y éste nos perdonaría mandándonos recitar, que no rezar, el Título Preliminar de la Constitución Española. Todo ello, sin olvidar que también es importante la unción de enfermos civiles, de forma que ese cura civil pueda asistirnos cuando la enfermedad anuncia que todo tiene punto y final.

Precisamente, es al final cuando va a resultar cierto lo que afirmaba el genial Enrique Jardiel Poncela al decir que: «El que no se atreve a ser inteligente, se hace político».