CALLE PORVERA

Un verano más

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Ya estoy aquí, un verano más, dispuesta a contarles mis intenciones literario-ociosas de este año. Algunas tradiciones hay que mantenerlas y la de planificarme las lecturas del verano está convirtiéndose ya en una de las mías.

Al grano. Estos dos meses estivales los tendré bastante ocupadillos, incluso estando de vacaciones. No soy muy amiga de los grandes best sellers de los que todo el mundo habla, todos han leído y ahora irán a ver las películas. A veces siente uno que tiene casi la obligación de leerlos para que el interlocutor de turno no abra los ojos como platos y diga ¡¿Que no te has leído la trilogía de Milenium?! ¡¿Que no has visto El Señor de los anillos?! Pues me he puesto manos a la obra y ya me estoy terminando Los hombres que no amaban a las mujeres, al que le seguirán los otros dos que ya me esperan en la estantería de casa.

Ahora entran en juego mis pequeñas rarezas. Una de ellas es mi afición por todo lo relacionado con Rilke, del que hace unos años me empapé tanto que me leí hasta las cartas que se cruzaba con su amante. Lo curioso es que acabo de descubrir que, aparte de sus numerosos poemas y cuentos, escribió una novela: Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, de la que dicen que es la inspiradora de obras como La náusea, de Sartre, y contiene un importante ingrediente autobiográfico. Ya les contaré.

Hace tan sólo unos días que he añadido a mi particular lista otro título, gracias a una de estas calles Porvera escrita por mi compañera Silvia Fernández Mesa. Se trata de Las cosas que no nos dijimos, de Marc Levy, en el que tengo puestas muchas expectativas.

Para completar el menú no puede faltar algo de poesía que este año se centrará en Caballero Bonald, Felipe Benítez Reyes y un recién hallado Pedro Sevilla. ¿Me ha salido un cocktail sabroso, verdad?