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Asalto al fortín de los talibanes

Pakistán prepara el ataque a Waziristán, una región donde los insurgentes cuentan con 10.000 hombres

| ENVIADO ESPECIAL. ISLAMABAD Actualizado: Guardar
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Más de 40.000 ciudadanos huyen de Waziristán del Sur, un territorio en el que desde hace días el Ejército bombardea refugios, almacenes y campos de entrenamiento de la insurgencia. Pese al ambiente prebélico, oficialmente la operación no ha empezado. El máximo mando militar del país, el general Ashfaq Kayani, viajó a la zona para ver en primera persona el plan de campaña que se está llevando a cabo para preparar el terreno antes del asalto final. Este programa consiste en varias fases y la primera de ellas, como ocurrió en Swat, pretende que la población civil abandone la zona para evitar víctimas inocentes. De momento sólo una minoría ha seguido la recomendación de las autoridades. Con los recientes e «intensos bombardeos», según declaran los ciudadanos de la zona a los medios locales, el Ejército pretende cortar las comunicaciones principales entre las distintas facciones talibanes y evitar de esta forma que se puedan ofrecer cobertura mutua en el momento del combate.

Tan importante como la separación física es crear diferencias entre los comandantes de la zona y para ello la inteligencia trabaja contra el reloj intentando cerrar acuerdos con los líderes tribales. Primero fue Qari Zainuddin, a quien los hombres de Mehsud asesinaron por traidor el martes, y ayer Turkistan Bhittani también confesó que a partir de ahora sus hombres lucharán del lado «del Ejército y los americanos». Los expertos calculan que Mehsud podría tener a sus órdenes a unos 10.000 hombres y piden a los mandos militares que protejan a los líderes que deciden cambiar de bando porque de lo contrario esta política fracasará. De todas formas, más que la resistencia en Waziristán, a las autoridades les preocupa la posible respuesta en forma de atentados suicidas que puede sufrir el país.

«Jornadas de limpieza»

La maquinaría bélica paquistaní cambia por tanto de frente. La operación en Swat apura sus «últimas jornadas de limpieza», según las autoridades, y el nuevo punto de mira se sitúa en Waziristán del Sur, agencia de la zona tribal controlada por Baitulá Mehsud, el líder de Tehrik-e-Talibán, movimiento aliado de Al-Qaida bajo el que se agrupan decenas de facciones insurgentes de toda la frontera del país. Después de varios infructuosos intentos por parte del general Musharraf de someter la zona al control de Islamabad, esta vez el Gobierno de Alí Zardari parece dispuesto a no repetir los errores del pasado y para ello cuenta con todo el apoyo de las fuerzas americanas.

La cooperación entre paquistaníes y americanos parece más estrecha que nunca, especialmente tras el último ataque con un avión no tripulado que acabó con la vida de al menos ochenta personas en un funeral.