«Esto ya no es como antes»

Alfonso Marín fue uno de los primeros talleres que a principios de los años 90 vieron el filón de la Motorada y decidió abrir los tres días para recoger las demandas de los moteros. Asegura que en esos años «teníamos que despejar la tienda, porque no cabían las personas que no pedían que viéramos su vehículo o que querían comprar cualquier cosa». Pero desde hace tres años «el panorama ha cambiado bastante». «La tienda está vacía y cerraremos el domingo», reconoce Marín. «Antes acabábamos a las dos o tres de la mañana y ya no es así, hemos visto como se ha perdido todo», lamenta, a la vez que denuncia que «estamos perdiendo unos días fuertes de ingresos y no se puede permitir».

«El otro día vimos por la tele como había motos que partían de Barcelona y decían que iban a quedar en el Romerijo, somos un emblema para la ciudad», señala Manuel Ruiz encargado de uno de los establecimientos que la empresa tienen en la localidad portuense. De hecho, se trata de uno de los pocos negocios que no se ha resentido en los últimos años con la restricción del acceso al centro, «aunque es cierto que cada vez se realizan mayores concentraciones en los locales de la entrada de la ciudad». Ya tienen hasta una clientela fija a la que «vemos todos los años porque quedan aquí. Ellos prefieren estar atentos a sus motos y lamentan el no poder entrar con ellas».