Momento del vídeo en el que se ve cómo los agentes agreden al hombre que intentaba cruzar la calle. / The Guardian
cumbre del g-20

El hombre que murió en las protestas de Londres fue agredido antes por la Policía

Un vídeo muestra como un agente empuja a Ian Tomlinson y provoca su caída

LONDRES Actualizado: Guardar
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El hombre que murió la semana pasada en una protesta contra la cumbre del G-20, fue agredido por un policía antes de su fallecimiento, según muestra un vídeo divulgado por el diario The Guardian en su edición electrónica. Ian Tomlinson, un quiosquero de 47 años, murió de un infarto el pasado 1 de abril cerca de una manifestación ante el Banco de Inglaterra, con motivo de la reunión que el G-20 celebró al día siguiente en Londres.

Tomlinson, que no participaba en la protesta, sufrió un infarto cuando trataba de cruzar un cordón policial de camino a su casa tras terminar su trabajo en el quiosco, radicado en la 'City', el centro financiero de la capital británica. En el vídeo, grabado por un gestor de fondos neoyorquino a las 19:29 horas GMT de aquel día, se aprecia cómo el quiosquero trata de alejarse de un grupo de policías, uno de los cuales lo empuja violentamente por la espalda. Tomlinson pierde el equilibrio y acaba en suelo, mientras un par de manifestantes tratan de ayudarle a levantarse, según muestra la cinta, que contiene la últimas imágenes de la víctima con vida.

Investigación abierta

El periódico entregó el vídeo a la Comisión Independiente de Quejas contra la Policía (IPCC en inglés), que este lunes ya anunció que investigaría si el quiosquero había sido objeto de agresión, como denunciaron varios testigos oculares. Esos testigos indicaron a la IPCC, un organismo regulador que vigila la actividad de la Policía, que el quiosquero tuvo "contacto" con agentes de policía antes de desmayarse. Deborah Glass, encargada de la Comisión para Londres, ha afirmado que "es importante que podamos establecer, tanto como podamos, si el contacto tuvo algo que ver con su muerte". La Policía de la City se ha hecho cargo de la investigación en nombre de la Comisión, en tanto que ya han empezado a examinarse las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad instaladas en la zona.

La primera medida de la IPCC ha sido ordenar una segunda autopsia del fallecido y confirmar que personal propio se encargará de la investigación criminal del caso en sustitución de la división policial de la City de Londres, a la que en principio había encargado las pesquisas. De esta manera, el regulador nombrará sus propios investigadores para esclarecer si la agrsión de los oficiales fue el desencadenante del infarto que acabó con su vida pocos minutos después en la céntrica avenida Cornhill del distrito financiero de la capital británica. La primera autopsia había atribuido la muerte a "causas naturales".

La IPCC también ha iniciado el proceso para identificar a los agentes que formaban parte del grupo que encaró a Tomlinson cuando éste regresaba a casa, según se comprueba en las imágenes, con las manos en los bolsillos y sin dirigirse en ningún momento a la línea de policías. Uno de estos, al parecer miembro de Scotland Yard, frente a la mayoría de integrantes del cuerpo de la City, fue el que lo tiró al suelo empujándolo por detrás. La familia de Tomlinson había decidido mantener el silencio hasta que acabara la investigación, pero al ver la cinta el hijastro y la viuda ha señalado que "es hora de que se haga justicia".

Fuertes protestas

La City londinense fue el pasado miércoles el escenario de las protestas más airadas de las varias que se celebraron en Londres con motivo de la reunión del G-20. Grupos anarquistas y ecologistas, en su mayoría anticapitalistas, se concentraron en el centro financiero, frente al banco central, con el objetivo de paralizar la actividad de bancos y empresas.

Más de veinte personas fueron detenidas en esa zona por delitos tan diversos como poseer uniformes policiales o drogas, obstruir el paso, desorden público o desacato a la autoridad. Unos 5.000 agentes de policía estuvieron de servicio el pasado día 1 en todo Londres, en un dispositivo de seguridad que en total ha costado 7,2 millones de libras (unos 8 millones de euros ó 10,6 millones de dólares).