AMIGOS. Nadal y Verdasco se fundieron en un emotivo abrazo cuando finalizó el encuentro. / EFE
Deportes/Mas-Deportes

Nadal, héroe sobre héroe

El manacorí ganó en un partido antológico de cinco horas al mejor Fernando Verdasco nunca visto y alcanza la final ante un Federer que quiere hacer historia en Melbourne

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Esto es lo que hay. Que nadie se llame a engaño. Este tipo, «el tal Nadal», ha llegado ahí arriba y está dispuesto a quedarse. No importa cómo lo hagas, ni lo que hagas, ni el armamento que uses.

Está ahí y no se le derriba. Lo tienes que sacar de la pista con los pies por delante para ganarle. Nadal le ganó a Verdasco uno de esos partidos que hacen historia, por lo que jugó uno y por lo que jugó el otro, por la duración, por la calidad del choque, por su intensidad, por sus jugadas increíbles, por la heroicidad por parte de los dos.

A Verdasco, que tanto le gustan los héroes de cómic -la mano abierta hacia su amigo Claudio -psicólogo, acompañante en lo bueno y en lo malo, su mano derecha, en este caso izquierda- cuando gana los partidos es una referencia a Iron Man) le debió parecer que enfrente estaba Robert Downey Jr. Le tiraba bala tras bala y el otro, el de la cinta al pelo, nunca se caía, y si se caía se levantaba, una y otra vez, y otra. Fer lanzó este viernes calibre de perforación, metralla pesada con ese brazo y esa precisión que tiene en su zurda. Pero Nadal aguantó en todo momento, sin pestañear, llegando a todas las bolas, como en esas películas en las que al final descubres que el héroe tiene chaleco antibalas, sólo que lo que tiene Rafa es un corazón de hierro y una cabeza de granito.

Verdasco, digámoslo ya, jugó el partido de su vida. Un encuentro casi perfecto. Tuvo algún que otro bajón, afectado por las altas temperaturas y porque llevaba un torneo cargado de sets y dura lucha ante guerreros de primer orden como Tsonga o Murray, pero siempre estuvo a un nivel altísimo, inalcanzable para cualquier ser humano que se le hubiera puesto delante.

Pero no nos engañemos. Nadal es de otra galaxia. Alcanzó bolas imposibles, totalmente imposibles de alcanzar, y las puso en los ángulos de forma inverosímil. De hecho, hubo una dejada por parte de Verdasco de las de Santana, de esas con efecto retroactivo, que pasan la red y caen muertas, sin posibilidad de devolución aunque llegues porque no la puedes levantar. Pues no sólo llegó, sino que metió un plátano envenenado, casi por fuera de la red y de la pista y la metió en el ángulo. La vio Fer y sonrió, una sonrisa amarga, por no llorar. «¿Pero qué hace este tío? Así no hay manera, ¿con que le tengo que meter para tirarle?».

Igualdad máxima

El partido fue igualadísimo, lleno de vaivenes, con el saque tremendo de Verdasco y la constancia de Nadal, sin apenas baches, presionando siempre, aprovechando cualquier error, defendiéndose sin dar un paso atrás. Ganó el número uno del mundo porque es Nadal. Cualquier otro habría perdido, pero del encuentro también salió reforzado Verdasco, porque puso contra las cuerdas a su amigo, al héroe de héroes, le ganó dos sets y le exigió como casi nadie (sólo Federer) le ha exigido hasta ahora. Al madrileño le queda ahora el mundo abierto. Si ha estado a punto de ganar a Nadal, es que puede vencer a cualquiera. Con confianza y ese potencial que tiene, inigualable, Fer va directo al top five, quizás esta misma temporada de seguir así. A Nadal no le queda nada porque ya lo tiene todo. Una heroicidad más ¿y? Ya ha hecho tantas que la de ayer suena a costumbre a pesar de que fue una victoria épica. El caso es que ya ha logrado tantas...

Orgullosos de Fer

Para Verdasco, sobre todo, este partido ha sido de una especial heroicidad pues viene de disputar un torneo muy duro, con partidos largos ante Murray y Tsonga, aguantando muchas horas sobre la pista. Es por esto que su preparador físico de toda la vida, Vicente Calvo, se mostraba orgulloso de su pupilo. En declaraciones a Punto Radio, Calvo señaló que «físicamente es un jugador excepcional, junto a Rafa el más resistente del circuito. Ha estado cinco años preparándose para algo así, trabajando equilibrio, musculatura, resistencia, todo lo que conlleva un deporte como el tenis. Fernando ha trabajado mucho durante todo este tiempo y ahora está dando sus frutos».

Durante mucho tiempo, Vicente Calvo ha sido el único acompañante de Fernando en los torneos. El madrileño no tiene entrenador y era habitual verle en los aeropuertos con Vicente Calvo al lado. Así que nadie le conoce mejor que él: «ahora está mucho mejor. Es como si se le hubiera encendido una luz en la cabeza. Ha pasado del off al on, y ahora ya no se va a desconectar. Su juego es ahora mucho más ordenado, que es algo que siempre ha echado en falta».