ASÍ LO VEO

Con la venia del Sr. Krugman y con la ayuda de Dios

Pain in Spain, dolor en España, frase lapidaria de Paul Krugman en The New York Time. El último premio Nóbel de economía, admirado por la izquierda española, equipara la desastrosa situación económica de España con la del Estado de Florida. El estallido de la burbuja inmobiliaria ha dejado hecho añicos la economía. La caída del sector inmobiliario era más que previsible desde hace más de dos años, pero la intensidad y los efectos en la economía en su conjunto, es inusitada, desproporcionada, una gran sorpresa.

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Estamos inmersos en una fuerte depresión, que sólo le va a la zaga a la del 29. Sin embargo, Florida tiene de entrada dos ventajas para salir del atolladero que nosotros no tenemos: Un Estado Central fuerte dispuesto y decidido a efectuar las inversiones en infraestructuras necesarias que promuevan la inversión productiva, a la vez que en valor añadido, y un mercado lo suficientemente flexible que se adaptará con facilidad a la nueva coyuntura impuesta por las medidas adoptadas. Aquí, el Gobierno, en un alarde de populismo-peronismo, aboga por el gasto social y nada más, amén del rescate del sistema financiero, que efectivamente era absolutamente necesario, pero mal explicado. El rescate ha inyectado liquidez a los bancos y Cajas, que no eran capaces de asumir la devolución de los préstamos concedidos por entidades financieras internacionales en diciembre de 2008 y que posibilitaban hasta entonces la financiación del desmesurado déficit por cuenta corriente. Dicho problema de liquidez puntual, hubiere derivado en un problema de solvencia del sistema financiero español en su conjunto. ¿Porque, que es la solvencia, si no hacerse cargo de la deuda en el momento de su vencimiento? Sin la inyección de liquidez, se habrían multiplicado los concursos de acreedores en el sector financiero español, derivando el problema de liquidez inicial en otro mucho más intenso y pernicioso de solvencia.

Para Krugman, la pertenencia de España a la Zona Euro impide realizar políticas monetarias propias, no pudiendo por lo tanto optar por la devaluación de la moneda y ajustar de esa forma nuestro poder de compra con el extranjero. Por lo tanto sólo nos queda una posibilidad cierta y real, la reducción de la masa salarial para hacer más competitiva nuestra economía. A la misma reflexión llega Blanchard, economista jefe del FMI, quien apostilla la imperiosa necesidad de un pacto a tres bandas en España, para que el gobierno, los sindicatos y la patronal acuerden un pacto que incluya la reforma del mercado de trabajo y de la Seguridad Social, del seguro de desempleo que resuelvan para siempre todas las carencias estructurales que nos hacen especialmente vulnerables ante los vaivenes de los ciclos económicos.

Apostilla Blanchard, que hay que rezar para que las tres partes implicadas lo entiendan y apliquen las únicas medidas posibles. También Obama reza, empezó por el Padre Nuestro y terminó invocando la Gracia y la ayuda de Dios. Pero, no se paró aquí, la defensa de la tradición y del modo de vida occidental basado en los principios de la cristiandad, además de la defensa del libre mercado, el esfuerzo personal y las críticas explícitas a las dictaduras de izquierdas ¿Son éstos realmente los principios del refundado en Washington por nuestro Presidente del Gobierno, credo socialdemócrata, o es un nuevo error de diagnóstico de los principios que imperan en las grandes naciones occidentales? Y ZP sin enterarse.