Cultura

Bloggers

La 'era Gutenberg' parece haber tocado fondo, cada vez son más los escritores que se muestran atraídos por los formatos electrónicos como las bitácoras o los blogs

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En la era digital muchos apocalípticos han vaticinado el fin de la galaxia Gutenberg -y no nos referimos a la caída de la cuidada y prestigiosa colección que Círculo de Lectores bautizó con este nombre-. El e-book y todos los formatos electrónicos de producción de textos, según auguran los apóstoles del código binario, cuentan los días que le quedan al libro tradicional.

Sus argumentos se basan en un concepto del progreso muy lineal y, a veces, simplón por demasiado racional, cuando todos sabemos que el ser humano en la mayoría de las ocasiones se mueve por otro tipo de motivaciones. Si no fuera así, no se explicarían muchas de las miserias de las que somos testigos a diario.

Además de esta lógica cartesiana, se agarran al clavo ardiendo del ecologismo como arma definitiva de convicción masiva arguyendo que la desaparición del libro tal como se conoce actualmente es directamente proporcional a la conservación de los bosques.

En lo estrictamente literario, últimamente muchos escritores parece que le empiezan a dar la razón a los enterradores del papel impreso. Resulta llamativa, en este sentido, la gran cantidad de autores que se pasan al formato digital en forma de blog.

Bitácora o blog

Es un hecho empíricamente demostrable que abundan las páginas web dedicadas a la literatura en todas sus facetas: publicaciones digitales, concursos literarios en la red, revistas literarias -magnífica, por ejemplo, latormentaenunvaso.blogspot.com, etcétera-. La estrella, no obstante, en el firmamento literario de internet es la bitácora o blog, como lo demuestra la gran cantidad de escritores que se han apuntado últimamente a este carro digital. Tal ha sido el éxito de este formato que a muchos antes que novelistas o poetas habría que etiquetarlos fundamentalmente como bloggers, que es en definitiva la actividad principal a la que se entregan a diario dejando aparcados otros proyectos para la imprenta.

Quizá este frenesí bloggero se deba precisamente al hecho de que así el escritor se salta uno de los escalones -el más difícil- del proceso creativo: la publicación. El autor de una bitácora no necesita más que una conexión a internet y su propia voluntad para que su trabajo esté en la plaza pública digital, la más frecuentada, al alcance de quien quiera leerlo. Además no tiene que esperar a que llegue una feria del libro para hablar con sus lectores, porque estos pueden responder automática e instantáneamente si quieren una vez visitado el blog.

Diario íntimo

Este formato novedoso plantea algunas dudas en los escritores que lo utilizan, pero la esencial tiene que ver con su dimensión a medio camino entre lo público y lo privado.

Lo más parecido a la bitácora dentro de los géneros literarios -o seudoliterarios- tradicionales es el diario. Los une la etimología del término más antiguo, es decir, la determinación de mantener un ritmo o una frecuencia más o menos diaria. Sin embargo, frente a la intimidad secreta y confesional del diario, con ese aroma tan romántico a sus espaldas, el blog supone un salto inmediato a lo público que plantea al escritor o blogger un reto a la prudencia y la pudicia. Quizá el secreto se hallan en las premisas de las que se parte: si se escribe para uno mismo, a pesar de la evidente dimensión pública del blog, o se está pensando en los lectores a la hora de picar el texto.

Se trata de una cuestión muy antigua en literatura que se actualiza y adquiere en el blog un significado contemporáneo y posmoderno: instantaneidad, velocidad, fugacidad, caducidad, superación y mezcla de géneros,

Bloggers gaditanos

Esta problemática la tienen bien resuelta dos de los, en primer lugar, escritores -poetas y novelistas a partes iguales- y ahora bloggers gaditanos más interesantes de la red: Alejandro Luque y José Manuel Benítez Ariza. Alejandro Luque en su bitácora Raíces y puntas se maneja con elegancia y buena prosa y sabe mantener el equilibrio en la cuerda de funámbulo que es el blog. Lo más arriesgado en su caso se produce en el número de la amistad. Sus amigos -presentes y ausentes, escritores, músicos, fotógrafos, cantaores o simples ciudadanos- aparecen aquí y allá a lo largo de las entradas de sus Raíces y puntas, pero siempre manteniendo el autor la dignidad literaria y personal, con un estilo y un tacto que le evita acabar estrellado contra el suelo de la excesiva desnudez, de la excesiva intimidad, que es la que podría retirar la red de protección al bloggero funambulista que es Alejandro Luque.

Por su parte, José Manuel Benítez Ariza desde su blog Columna de humo en más de una ocasión plantea abierta y explícitamente esta problemática en algunas de sus entradas. Y el resultado, aunque cada uno a su manera, es muy similar al que consigue Alejandro Luque: un equilibrio perfecto que consigue mantener la atención del lector, aunque la protagonista de la entrada sea la gata K., una parte importante de la intimidad del blogger Ariza. No obstante todo lo dicho hasta ahora, hay que apuntar un hecho curioso en torno a este nuevo fenómeno literario de los blogs. A pesar de sus excelencias y de los piropos probablemente excesivos que puedan dedicarle los hooligans del mundo digital, Benítez Ariza ya ha publicado en forma de libro tradicional -con su papel y su tinta, con su olor y su tacto- su Columna de humo. De la misma manera que lo han hecho en Alfaguara otros ilustres bloggeros y escritores, Vicente Verdú y Sergio Ramírez.

No parece, pues, muy conveniente fiarse de los cantos de sirena digitales. Al menos, de momento.