IDA Y VUELTA. Imagen de varios turistas extranjeros marchándose del hotel. / O. C.
Turismo

La oferta complementaria de Chiclana no logra retener al turista en la ciudad

La mayoría de extranjeros llega al Novo con paquetes vacacionales cerrados Naturaleza, gastronomía y salud, las apuestas del sector para los próximos años

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Si se utiliza el buscador más utilizado en internet para conocer qué se puede hacer en Chiclana durante unas vacaciones, en la pantalla aparecen cientos de actividades, pero un 90% de ellas están relacionadas con otras poblaciones y/o capitales del entorno. Así, y a pesar de que Chiclana cuenta con una planta hotelera de primer nivel mundial, con más de 12.000 camas operativas en temporada alta, el turista que llega a la zona sabe que a poco más de una hora de camino tiene el Parque Nacional de Doñana, el espectáculo ecuestre de la Real Escuela de Jerez, o los encantos de una visita a Cádiz o Sevilla.

«Atraer a los turistas para que conozcan el pueblo es complicado; estamos intentando encontrar una oferta atractiva del sector servicios para captarlo». Eran palabras del ex-delegado de Turismo, José Manuel Lechuga, que en los meses en los que ha estado al frente de este área ha impulsado una idea de turismo diferente. Su objetivo, con el paso del tiempo, se fue difuminando, y a día de hoy el cambio de gobierno en la ciudad y la crisis económica crean cierta incertidumbre en el sector.

En los últimos meses en la ciudad se han puesto en marcha campañas como la de Chiclana, 365 razones, donde se trataba de captar a los extranjeros que llegaban aunando la oferta de una decena de empresas que ofrecen servicios náuticos, culturales o de gastronomía y viticultura, que a día de hoy carecen de una clientela estable para colmar sus expectativas de negocio.

El turismo en la zona es internacional (fundamentalmente alemán y británico), durante la temporada media y baja, es decir, durante casi siete u ocho meses al año. En noviembre, por ejemplo, apenas hay media docena de hoteles de lujo que no cierran sus puertas y que cuentan con una ocupación media del 55%. En su mayoría, son jubilados procedentes de países de centroeuropa.

Este tipo de turistas llega hasta Novo Sancti Petri con paquetes cerrados, «donde incluso se les regala el green-fee (partido de golf)», tal y como apuntan desde algunos de los establecimientos hoteleros; en 20 kilómetros a la redonda hay hasta tres campos de golf distintos, lo que da una idea de la amplia oferta al respecto. Además, la crisis financiera mundial está haciendo que las compañías que operan en la Costa de la Luz pongan a la venta paquetes de vuelos más estancia muy tentadores: «Si por poco más de 700 euros puedes estar unos días en un hotel de lujo con todo incluido, quién va a salir del hotel a comer fuera», aseguran desde la patronal hostelera local. Para colmo, Chiclana no cuenta en estos momentos con un atractivo cultural y museístico suficiente en su casco urbano, y arrastra problemas históricos como un alejamiento progresivo del casco urbano y la costa, grandes dificultades para la movilidad, un transporte público insuficiente y una oferta dispersa, escasa, y en ocasiones poco interesante.