FUTURO. El puerto de Barbate espera las repercusiones / C. C.
Ciudadanos

La cautela de una industria

Las empresas manufactureras de Barbate consideran que todavía es pronto para valorar pérdidas

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La industria que mueve el atún rojo en localidades como Barbate es muy amplia y va desde la conserva a los propios restaurantes. Aunque todavía no les ha dado tiempo de asimilar la reducción de la captura del atún para el año 2009, los comerciantes no esconden sus temores. Y es que, como ellos mismos reconocen, «Barbate ya es conocido por el atún rojo». Según el alcalde del municipio, Rafael Quirós, se debe hacer «una lectura positiva, ya que las restricciones previstas en un principio iban a ser peores, pues hablábamos de en torno a las 15.000 toneladas pero finalmente hemos peleado y conseguido 22.000 toneladas».

Aún así los que manufacturan el atún rojo prefieren ser cautos y esperar para ver cómo va a afectar realmente al negocio antes que realizar una valoración más exhaustiva de la nueva realidad de las almadrabas.

Es el caso de las conserveras de la zona que aunque tienen cierta preocupación no les afecta mucho tal reducción aludiendo a una reconversión en cuanto al precio y la demanda. El gerente de La Chanca, perteneciente a Salpesca, José Luis Gómez es claro al afirmar que «lo más lógico es que si hay una demanda que no se puede cubrir se incremente el precio de la pieza y por tanto repercute en el bolsillo del cliente final, hasta que se estabilicen los pedidos. Todavía es demasiado pronto para entrar en otras cuestiones y lo mejor es esperar y ver cómo transcurren las campañas y entonces podremos decir en qué forma nos afecta, aunque se trata de una parte pequeña del negocio que cubrimos». De hecho, el atún en conserva cuyo consumo está más extendido no es de esta especie, sino que se trata, principalmente, del atún claro y del blanco, también conocido como bonito del norte.

Para muchos ciudadanos se repite siempre la misma historia, siendo ellos los más perjudicados en la toma en consideración de las administraciones. Para los que se dedican a congelar el atún rojo les resulta complicado aceptar que siempre «seamos nosotros los que nos llevamos la peor parte pues continuamente se rebajan las cuotas cuando se trata de un arte que no hace daño, pues no arrastra, y, por tanto, es respetuoso con el medio natural, pero eso les da igual».

Paco Parada regenta el bar Bocana y asegura que lleva «45 años trabajando con el atún rojo, tanto su carne como haciendo mojama; con echar un vistazo al pasado me doy cuenta de lo mal que está la cosa pues antes podía hacerme con más de 30 atunes en una temporada y ahora llego a cuatro o tres con un precio que oscila los 22 euros por kilo la pieza en bruto. Parece que tampoco se dan cuenta de que aquí hay dos almadrabas y que muchas familias dependen de la pesca del atún y son los que se van a llevar la peor parte, pero siempre es lo mismo».