EN PLATÓ. Un coche de época forma parte del decorado de la serie que protagoniza Imanol Arias. / TVE
EDUARDO LADRÓN DE GUEVARA GUIONISTA

«Las series españolas son facilonas»

El prestigioso guionista explica que «nos hemos embarcado en la película y el musical de 'Cuéntame'»

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Eduardo Ladrón de Guevara, periodista, novelista y autor teatral, es también uno de los guionistas más respetados de la ficción nacional, artífice de éxitos como Farmacia de guardia, Los ladrones van a la oficina y, sobre todo, de Cuéntame cómo pasó. Este especialista, premiado por la Academia de Televisión y distinguido con un Ondas y un Fotogramas, entre otros galardones, mantiene que las series españolas son técnicamente intachables y están en un buen nivel, pero que sus historias son «facilonas y blanditas». No es fácil obtener un éxito sonado como Cuéntame, que emite su décima temporada en TVE 1. Por eso avanza que se ha embarcado, con la productora de la serie de la cadena pública, en el proyecto de llevar el título al cine y convertirlo también en un musical.

-Está considerado como uno de los guionistas mejor pagados.

-No sé si soy el mejor pagado, a mí me gustaría cobrar tres veces más.

«Situación penosa»

-Se maneja la cifra de 250.000 euros como los emolumentos de un guionista de ficción con solidez.

-Puede ser, pero me da la impresión de que los guionistas que vivimos dedicados a esto somos pocos. No más de docena y media, porque la situación es penosa. Las productoras están llenas de chavales mileuristas. Guionistas que vivamos sólo de esto: Ignacio del Moral, José Luis Acosta, Luis Marías, Ignacio Mercero... Sólo un puñado.

-Son la columna vertebral de la ficción y parece que no tienen mucha influencia.

-En un primer momento, somos el eslabón imprescindible de la cadena. Después, lo que escribimos está en manos del director y los actores. La televisión y el cine tienen muchas autorías. En cualquier caso, el mejor guión, si cae en manos de un director sin talento o en unos malos actores, se ha fastidiado. En Cuéntame no hay malos actores, y algunos son excepcionales. Por ejemplo, Imanol Arias, que es sin duda un actor de gran talla. Es un privilegio escribir para él. Soy muy aficionado a la música y estoy por ver que a una mezzosoprano le salga un gallo. Sin embargo, estoy harto de ver en los escenarios y en los platós a actores muy malos que deberían estar prohibidos.

-¿Qué le parece la ficción nacional?

-La factura técnica está muy bien, cada vez hacemos una televisión más homologable, pero es poco beligerante, sin muchas novedades. Aquí todas las series se parecen un poco, son casi todas familiares. Echo de menos que se aborden temas como Mad Men, A dos metros bajo tierra, Los Soprano o Sexo en Nueva York. Como digo, en España se hace una ficción técnicamente a la altura de la mejor televisión del mundo, pero blandita, y eso no es culpa de los guionistas; la responsabilidad es de las cadenas.

-En 1997 usted decía que había una relación causa efecto entre el éxito de productos mediocres y la España profunda. ¿Sigue siendo así?

-Sí. No lo voy a ejemplificar, pero hay éxitos que no se pueden entender si no fuera porque los telespectadores, sobre todo en algunas zonas, tienen un nivel muy bajo.

-Y por lo que dice, la ficción estadounidense le gusta.

-La buena me parece formidable, más allá de que haya títulos idiotas como Mujeres desesperadas, con una galería de señoras que es difícil de aceptar, aunque está muy bien hecha. Pero hay productos como Los Soprano, que es modélica, con una familia que se abotona, se cepilla los dientes, va a misa, pero mata. Es una apuesta formidable por lo novedoso. Eso es imposible aquí, porque no se arriesga.

-Las series de éxito se estiran mucho.

-Se estira todo. Una sitcom está pensada para 30 minutos y aquí se estira más allá de una hora.

-Cuéntame también. ¿Hasta cuándo?

-Cuando diseñé la serie y escribí el primer capítulo estaba concebida para acabar con la muerte de Franco. Pero milagrosamente ha sido un éxito y ahora estamos contando la Transición. Esta décima temporada, que acabará con el capítulo 180 (Farmacia de guardia llegó hasta 169), está siendo magnífica. Ahora estoy embarcado, junto con Miguel Ángel Bernardeau, el productor de la serie, en una versión para el cine y también en un musical.