El disidente Hu Jia. / AFP
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La concesión del Premio Sajarov al disidente Hu Jia enfrenta a China y la Unión Europea

Mientras buena parte de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE y Asia volaban hacia Pekín, donde hoy comienza la cumbre de ASEM entre estas dos regiones, el Parlamento Europeo otorgaba ayer su más alta distinción, el Premio Sajarov para la Libertad de Conciencia, al disidente chino Hu Jia. Aunque este galardón, instaurado en 1988 en honor del perseguido científico soviético Andrei Sajarov, enturbiará el encuentro de ASEM y dará bastante que hablar, lo más probable es que Hu Jia no se haya enterado de la noticia ni pueda recoger el premio.

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Y es que, desde abril, este defensor de los derechos humanos cumple una condena de tres años y medio de prisión por el vago delito de «subversión contra el Estado». Bajo esta genérica acusación son condenados numerosos disidentes en el gigante asiático. A través de su blog, de incendiarias entrevistas con periodistas occidentales y ante la Eurocámara mediante videoconferencia, este hombre, de sólo 35 años, ha criticado la represión que ejerce el régimen.

Tanto el disidente como su esposa, Zeng Jinyan, soportan desde febrero de 2006 tal acoso policial que les ha llevado a pasar hasta siete meses bajo arresto domiciliario. A pesar de estas restricciones, la pareja se las ingenió para burlar la vigilancia y seguir concediendo entrevistas a medios occidentales, pero Hu Jia fue condenado antes de que comenzaran los Juegos Olímpicos por sus críticas al régimen. «Al galardonar a Hu Jia, el Parlamento Europeo da un claro apoyo a los derechos humanos», se congratuló el presidente de la cámara, Hans-Gert Poettering, mientras que el portavoz de Exteriores chino, Liu Jianchao, criticaba la decisión «por entrometerse en asuntos internos».