AGASAJADA. Betancourt escucha sonriente a un gaitero a su llegada a Oviedo. / REUTERS
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Betancourt reclama a sus críticos que no instrumentalicen el premio recibido

La ex candidata pide a las FARC que se integren en el juego democrático

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La que fuera candidata a la presidencia de Colombia y rehén de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Ingrid Betancourt, pidió ayer a sus captores que «acepten el juego democrático y liberen a los secuestrados» en vísperas de recoger hoy en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, un galardón que considera «el mayor momento de alegría sosegada» desde su liberación.

En cuanto al Gobierno colombiano, señaló que «sería bueno» que también aceptara las ofertas de diálogo que han sido formuladas, aunque las conversaciones tuvieran que buscar un marco fuera del país.

La ex dirigente política pidió a quienes la mantuvieron largo tiempo secuestrada en la selva colombiana que se integren en el juego democrático, «que dejen sus armas, liberen a todos los rehenes, abandonen el camino del terrorismo y den a los colombianos la oportunidad de construir un país grande» por las vías democráticas.

En una multitudinaria rueda de prensa en la capital asturiana, explicó que, durante sus años de cautiverio en la selva, llegó a cambiar su punto de vista sobre el fenómeno de las FARC. Explicó que antes de su secuestro «pensaba que la guerrilla era una respuesta a un sistema que no funcionaba» para ahora creer que «la guerrilla no es más que un subproducto de ese mismo sistema que no funciona bien».

Considera que las FARC deben abrirse al pueblo y dejar a un lado su «extremismo, intolerancia y rigidez mental para evolucionar. El mundo ha cambiado y Colombia también en los últimos 60 años. Hoy es un país con una democracia por la que se puede apostar», dijo.

En cuanto a la concesión del Premio Príncipe de Asturias dijo que «es, desde mi liberación, probablemente el momento de mayor alegría tranquila» de cuantos ha podido disfrutar. Pidió que sean «tolerantes» quienes se han mostrado críticos con la concesión de este galardón. Se refirió de forma específica al Foro de Ermua, que le solicitó que renunciara a él después de que defendiera el diálogo con los terroristas de las FARC.

En este sentido solicitó al Foro que no instrumentalice un Premio que «lleva prendida la palabra concordia». Explicó que «las personas que dijeron eso tienen sus ideas y las respeto, pero es muy importante preservar el Premio y su objetivo, que es la concordia, de este tipo de debates».

Betancourt no se siente incómoda con su poder de atracción sobre los medios de comunicación y su condición de símbolo. «Me pasé seis años siendo para mis captores símbolo de todo lo malo y estoy muy contenta de simbolizar ahora valores positivos», subrayó.