FUTURA VOTANTE. Obama sostiene a una niña de catorce meses durante un acto electoral celebrado en una escuela de Colorado. / AP
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Obama entra en la guerra sucia

Destapa un caso de corrupción que salpicó a McCain y calienta el debate de esta noche

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«Si seguimos hablando de la economía vamos a perder». Con esta frase un alto asesor del republicano John McCain explicaba al diario 'Daily News' por qué Sarah Palin se ha metido en el papel de perro de ataque al ligar a Barack Obama con un terrorista de izquierdas de Chicago. Obama, sin embargo, necesita que la economía esté hoy en el centro del segundo debate presidencial.

«Me ha sorprendido escuchar al senador McCain diciendo que quiere pasar la página económica», dijo el candidato demócrata. «El pueblo estadounidense sigue perdiendo: perdiendo trabajos, casas, ahorros, seguros médicos. No se me ocurre nada más importante de lo que hablar que la crisis económica y la idea de que la quieran barrer a un lado para enzarzarse en las mismas tácticas del miedo y la calumnia de otras campañas. No creo que sea lo que el pueblo está buscando».

Obama piensa que la apuesta de McCain es «distraer» a los votantes de lo que verdaderamente importa, pero eso no significa que él vaya a quedarse al margen de la parte sucia de la pelea. Su campaña hizo público ayer un vídeo de 13 minutos, en el que recordaba el papel de McCain en un escándalo de corrupción que arreció en 1991 tras la bancarrota de una importante firma financiera de préstamos y ahorros que arruinó a sus inversores.

Charles Keating fue a la cárcel, pero por poco arrastra a los cinco legisladores cuyas campañas había financiado a finales de los ochenta. McCain fue uno de eso 'cinco de Keating' que fueron investigados y exonerados por el comité ético del Congreso, no sin criticar en su informe final «el mal juicio» que demostraron aceptando su dinero e intercediendo en favor de este inversor corrupto.

¿Se distraerán los votantes? A ellos les tocará hacer las preguntas este martes por la noche, en un formato de debate que encaja mejor con el estilo de McCain. El llamado Town Hall Meeting siempre ha sido su formato preferido, ése en el que se desenvuelve mejor al hablarle directamente al público y poder desengrasar con su sentido del humor, en vez de ser atosigado con las preguntas de un entrevistador. El veterano periodista de NBC Tom Brokaw, que presidirá el encuentro, sólo tendrá que moderar las preguntas de esta audiencia cuidadosamente seleccionada entre independientes indecisos que no está registrados con ninguno de los dos partidos.

Preparación a fondo

John McCain pasó el fin de semana en su rancho de Arizona preparándose intensamente para este nuevo careo. Sin actos de campaña, encerrado todo el día con sus asesores. «Ciertamente se está preparando mucho más que para el debate del mes pasado en Mississippi», observaba 'The Washington Post'. La nueva oportunidad de desempatar el encuentro de la vez anterior, en la que las encuestas dieron una ligera ventaja a Obama, ocurre en el campus de la universidad de Belmont, en Nashville (Tennessee), un bastión tan republicano que ni su hijo favorito, Al Gore, pudo ganar el estado durante las elecciones de 2000.

Obama ha preferido intercalar su reclusión con actos de campaña, por lo que ha elegido el rincón montañoso de Asheville (Carolina del Norte), un oasis de progresismo en otro estado que tiende a votar por los republicanos en las presidenciales. Sólo que esta vez las encuestas se lo ponen a tiro, y él está dispuesto a pelear por este estado que le dio el empujón final en las primarias.

Al inseparable trío de asesores de Obama, compuesto por Davil Axelrod, Rodt Gibbs y David Plouffe, se le unió Greg Craig, un antiguo colaborador del Gobierno de Bill Clinton especializado en política exterior que ayer hacía de McCain en el estrado donde ensayaban el debate.