DE FRENTE. Contador no quiere ponerse metas. / LA VOZ
Deportes/Mas-Deportes

«Aquel día, vi la muerte bastante cerca»

Confiesa que el accidente de 2004 le marcó: «Me viene bien verme cada día la cicatriz para saber lo que es esta vida»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Le hacen falta dos o tres kilos más, está muy delgado». Luis Luengo, uno de los mecánicos de la selección española, que ha visto a los mejores corredores del mundo durante los últimos treinta años, observa a un Alberto Contador que se ha quedado en los huesos. El peso de la temporada, los nervios por su futuro, el carácter que acumula, todo, le convierten en una pila a nivel personal. El ciclista de 'las piernas de alambre' habla de su pasado, de su vida, de sus orígenes, de todo menos de ciclismo.

- ¿Qué hay detrás del Alberto Contador ciclista?

- Una persona normal, a quien le gusta hacer estar con mi gente. Somos cuatro hermanos y estamos muy unidos. Trato de aprovechar al máximo los huecos del calendario para ver a mis amigos.

- ¿Ganar las tres grandes le hace tener más compromisos?

- ¿Más ya no puedo! No tengo tiempo. Soy una persona a la que le gusta atender a los aficionados. Lo hago hasta dónde puedo.

- ¿Quién le organiza la agenda?

- Mi hermano, Fran, mi novia, yo. Entre todos. No te creas que es fácil. Antes de comprometerme a nada tengo que mirar las fechas.

- ¿Quiénes son sus amigos?

- Los de siempre, los de barrio, los del Instituto. Tengo algunos de andar en bicicleta, de salir los fines de semana.

- Tiene 25 años, está ganando dinero, es famoso. ¿No tiene miedo de perder el rumbo? ¿No se le puede subir el éxito a la cabeza?

- ¿No, no! ¿Por qué? Mi novia, mi familia, me tienen en mi sitio. Conseguir más o menos triunfos no me cambia. Hay gente que te analiza al milímetro y que puede pensar, 'a éste se le ha subido el triunfo a la cabeza, no firma autógrafos'. De verdad, hago lo que puedo. Si no fuese por los aficionados, que disfrutan, no valoraría tanto las victorias. Cuando gano, mi novia no se pone mosca. Por el hecho de ganar no voy a tener más oportunidades de nada. Yo al menos lo veo así.

- Hasta diciembre no cumple 26 años, pero da la impresión en muchas ocasiones que tiene 30, ¿por qué?

- He pasado una serie de acontecimientos en mi vida a pasos agigantados y eso me ha hecho madurar mucho. Deportivamente soy ambicioso, he conseguido resultados. Si, puedo tener la mentalidad de una persona de 30 años. Eso te permite tomar decisiones rápido en las carreras cuando vas al límite. Es una ventaja que mucha gente no toma.

- Es ambicioso deportivamente, ¿dónde está su límite?

- Cuando tuve el accidente maduré muy deprisa. Cualquier cosa que me suceda desde entonces lo comparo con aquello y me echo a reír.

Pensar en vivir

- Perdone la pregunta, ¿usted ha visto la muerte de cerca?

- La vi muy cerca.

- ¿Y cómo es?

- Lo que viví más cerca, lo que pensaba, es que sufriría alguna limitación física o mental que no me permitiera hacer mi vida normal.

- ¿Creía que iba a volver a correr?

- ¿Pensaba en vivir! La movilidad de mi cuerpo peligraba, se podía quedar paralizado. Dos días después del accidente empecé a mover las articulaciones. Tenía problemas en la vista, con el carácter. Luego se subsanó todo.

- ¿Qué piensa de todo aquello?

- ¿Qué pienso? Te das cuenta que no eres nada, que eres una mierda. Te crees fuerte, estás entrenado a tope, piensas que no te puede pasar nada, que eres indestructible, y la única verdad es que en cualquier momento se puede acabar todo.

- ¿Estuvo tumbado en la carretera? ¿Se acuerda de algo?

- No te das cuenta de nada. Si me llego a quedar allí, tirado en aquella carretera asturiana, no me hubiera enterado de nada. Si aquel día me quedo en el sitio no hubiese sufrido nada. No me enteré. La que sufrió es mi familia.

- ¿Ese percance que pudo costarle la vida, le marcó?

- Enormemente, de por vida. Me viene bien verme cada mañana la cicatriz para saber lo que somos, lo que es esta vida, y valorar lo que tienes.

- ¿Tiene olvidado todo lo que pasó?

- No. Estoy recuperado y eso es lo importante.

- ¿Mira hacia atrás?

- Sí, para saber dónde estaba y dónde estoy, para valorar todo. Miro en el trastero y veo la cantidad de bicicletas Trek que tengo ahora, de todos los colores y modelos. Me acuerdo que mis padres no me podían dar 350 pesetas para comprarme una cubierta. Veo la cantidad de ropa que me dan y me acuerdo que cuando era cadete y juvenil, con un maillot de 500 pesetas (tres euros de ahora), iba impresionante, me miraba al espejo para verme. Nos dan tanta ropa que mucha la regalo para que no se pierda. ¿Cómo no voy a mirar hacia atrás? ¿Cómo no voy a valorar las cosas? Por eso mi familia es tan importante.

- Y sus pájaros, ¿qué es de ellos?

- Los tengo, pero no tan atendidos como antes. No tengo tanto tiempo para estar pendiente de ellos, pero me sigue gustando mucho ese mundo, me fijo en esos animales.