ANDALUCÍA

«No puedo hacer más»

Juan Cortés, el padre de Mari Luz, entrega a Zapatero 2,3 millones de firmas como fin de su campaña para endurecer las penas a los pederastas

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Penas más duras para los pederastas. La petición, avalada con 2,3 millones de firmas, se escuchó de nuevo ayer martes en el palacio de la Moncloa, en boca de Juan José Cortés e Irene Suárez, los padres de Mari Luz , la pequeña onubense asesinada en enero presuntamente por Santiago del Valle, pederasta reconocido y condenado pero en libertad porque no se había ejecutado la sentencia que debía haberle puesto entre rejas.

Los padres de la chiquilla se reunieron durante la tarde de ayer por segunda vez con el presidente del Gobierno para entregarle las firmas recolectadas en la campaña Por una Justicia Justa. El pasado 11 de septiembre José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió con los Cortés a recibirlos en la Moncloa, tras conocerse la exigua multa, 1.502 euros y sin suspensión, impuesta por la Comisión Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) al juez Rafael Tirado por su tardanza en ejecutar una sentencia pendiente del presunto asesino de la niña. El Gobierno en pleno hizo saber su disconformidad con la resolución del Consejo y la Fiscalía la ha recurrido y solicitado tres años de suspensión para el juez Tirado.

Segundo plano

La de hoy es la segunda entrevista entre el presidente del Gobierno y los padres de la pequeña. En el primer encuentro, el pasado 26 de mayo, el jefe del Ejecutivo trasladó a Juan José Cortés e Irene Suárez su firme «compromiso» en la lucha contra la pederastia y les anticipó la creación de un registro de pederastas.

El registro, así como nuevas penas accesorias de hasta 20 años más, y medidas de control para los pederastas que ya han cumplido su condena pero pueden reincidir, se incluirán en una inminente reforma del Código Penal.

El proyecto está casi listo, dijo el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo al término de la reunión de hoy en la Moncloa, y será aprobado en cuestión de semanas por el Consejo de Ministros.

La entrega de los dos millones largos de firmas al presidente del Gobierno es el punto final de la larga y dolorosa campaña pública iniciada por Juan José Cortés tras el asesinato de su hija.

«No puedo hacer más», comentó a la salida. Ahora -dijo- es el turno de los políticos, que deben hacer su trabajo. La familia Cortés-Suárez pasará ahora a un segundo plano y no volverán a hacer declaraciones a los medios de comunicación. Antes de eso, mientras esperaba en las inmediaciones del palacio de la Moncloa, Juan Cortés, el abuelo de la niña, recalcó que las firmas representan «a todos los españoles».