ESPAÑA

Una formación con creciente actividad

La detención de una docena de dirigentes de Batasuna en Iparralde ha llevado al sur de Francia una escena conocida y repetida en el País Vasco. La nota diferencial por la que han sorprendido estos arrestos se encuentra en el carácter legal de esta formación al otro lado de la frontera. Esta circunstancia, precisamente, había sido aprovechada por la izquierda abertzale proscrita en España para desplazar gran parte de su estructura al País Vasco francés.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El sur de Francia, que siempre ha funcionado como refugio logístico, documental y financiero de Batasuna, había incrementado esta actividad a raíz de la ilegalización de sus compañeros del sur. El mayor dinamismo de esta formación en la zona, sin embargo, no ha sido correspondido por una aumento proporcional en el respaldo social.

Del mismo modo que en Euskadi Aralar salió de Batasuna, en el País Vasco francés se desgajó Abertzaleen Batasuna (AB) en 2001. No obstante, al contrario que en la Comunidad Autónoma Vasca, el protagonismo y el peso político por número de apoyos y representantes lo ostenta AB en la región. La escisión se debió a su desmarque de la violencia y a la búsqueda de una independencia a diferentes ritmos, según los territorios. Una decisión que fue acompañada del éxito electoral.

En las elecciones municipales y cantonales del pasado mes de marzo, el voto abertzale, representado por la coalición Euskal Herria Bai -compuesta por AB, Batasuna y EA-, subió más de un 40% respecto a hace siete años, suponiendo el 15% de los votantes. Este resultado se tradujo en la obtención de unos 200 concejales y una veintena de alcaldes en una pequeña región de 260.000 habitantes.

En vísperas de estas elecciones se constataba la paradoja de que en un país donde no existen subvenciones para los grupos municipales, AB -con doce alcaldes y un centenar de ediles- disponía de una sola persona liberada, mientras que Batasuna -con apenas una decena de ediles- tenía más de diez. Una circunstancia que concedía a la coalición una superioridad organizativa y movilizadora abrumadora sobre el resto.

En este contexto, la suspensión de actividades de ANV y EHAK y la detención de varios dirigentes des el pasado mes de febrero, habían llevado a Batasuna a una situación de clandestinidad sin precedentes, en la que sus movimientos en Euskadi eran cada vez más restringidos. Por contra, su asentamiento en Francia, desde donde marcaban las estrategias, parecía garantizado.