SHOW. Rodolfo Chikilicuatre con sus bailarinas, Disco y Gráfica. / L.V.
TELEVISIÓN Y RADIO

Eurovisión se pone seria

El próximo año, el festival de la canción recuperará el jurado profesional para evitar que los países del Norte y del Este se voten entre sí

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Es el tiempo de tener una Eurovisión seria», escribió el crítico Ewan Spence en la revista británica The stage días después de que su representante quedara último en la edición de este año celebrada en Belgrado (Serbia). La seriedad pasa por volver al antiguo jurado profesional y mezclarlo con el televoto. El fin de semana pasado, durante una reunión de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), entidad que organiza el festival, se decidió que en la próxima cita de Moscú los espectadores ya no podrán decidir solos, a través de sus llamadas y mensajes de móvil, el nombre del ganador, como se viene haciendo desde 1997. Tendrán que compartir su poder con los expertos.

Gran Bretaña, Francia, Alemania y España, países que tienen más peso en el festival -entre otras razones, porque son los que aportan más dinero a sus arcas-, están hartos de que su importancia no se corresponda con sus éxitos, al menos en los últimos diez años. Los cuatro grandes han dicho basta.

Amiguismos

El enemigo ha sido identificado: el televoto. Precisamente desde que se instaló, los triunfos han emigrado de Europa occidental. Desde que en 1997 los británicos Katrina & The Waves obtuvieran el mayor número de puntos en la historia del festival con Love shine a light la luz dejó de brillar para ellos. Suecos y daneses, estonios y letonios, ucranios y rusos han pasado a ser las nuevas potencias en esto de la canción ligera. Todos, por cierto, son vecinos.

A juicio de muchos eurofans, que los espectadores elijan el ganador mediante SMS o llamadas provoca amiguismo entre ciertos países y lleva a resultados «imparciales y manipulados». Este año, el representante ruso Dima Bilan ganó gracias a los 12 puntos que le dieron los países de la llamada armada del Este: Estonia, Letonia, Lituania, Ucrania, Bielorrusia y Armenia. De paso, también se quiere limitar el poder de elección del público en los certámenes nacionales, que en la edición pasada provocó que España llevara a un personaje de ficción como Rodolfo Chikilicuatre e Irlanda al pavo Dustin.

José Luis Uribarri, el veterano presentador que es la imagen pública de Televisión Española en Eurovisión, está de acuerdo con la medida adoptada por la UER. «Todo lo que sea innovar por obtener resultados más justos es bueno», apunta. Uribarri dice que aún hay que aguardar a ver el porcentaje de expertos respecto a las llamadas. No hay que olvidar que éstas constituyen una jugosa fuente de ingresos para la organización. Si el jurado pesara más que los SMS y las llamadas de los espectadores, «es como matar a la gallina de los huevos de oro. Sería como romper la hucha», sentencia Uribarri.

Otro comentarista británico, Terry Wogam, de la BBC, el más veterano de todos los que hay, considera que «ha dejado de ser un concurso musical» y que por ello «los participantes de Europa occidental deben decidir si quieren seguir concursando porque sus perspectivas de ganar son mínimas».