GIRO. Sorprendente traje de novia que presentó ayer la firma El Caballo. / EFE
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La pasarela Cibeles presume de volantes andaluces con El Caballo y Juana Martín

La tradición andaluza y su pasado árabe teñidos de modernidad. Este es el espíritu que trata de infundir el francés Nicolás Vaudelet, un diseñador joven que ha trabajado ya con los grandes de la moda -Lacroix, Dior, Jean Paul Gaultier-, a la firma sevillana El Caballo. Un sello añejo, que empezó trabajando en 1892 para los aperos de la labranza, saltó a los utensilios de la hípica, se especializó con éxito en zapatería, botas y bolsos para dar después el salto al diseño de ropa. Vaudelet dejó su impronta en la penúltima jornada de Cibeles Madrid Fashion Week, que cierra los desfiles de los creadores asentados para dedicar hoy viernes a los rupturistas. La nueva hornada que trata de abrirse camino bajo el paraguas desplegado por la Comunidad de Madrid, con el epígrafe de El Ego de Cibeles , cerrará la cuarenta y ocho edición.

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Vaudelet, bretón de 31 años, se ha enamorado de Sevilla. Vive al lado de la Giralda y ya se ha permitido ejercer de anfitrión para su amigo Gaultier. El Caballo le ha fichado para llevar a cabo una ambiciosa estrategia de renovación de la firma, y el francés ha buceado en el pasado andaluz y en la herencia árabe para inspirar su nueva creación. Concretamente cita al rey poeta Al Mu'tamid en su exilio de Marrakech. ¿Y cómo se traduce en la ropa? Hay prendas de mucho colorido, especialmente el azulón mudéjar para vestidos ligeros, algunos rematados con cinturón de cuero; estampados con rosas para suaves blusas, mezclas de amarillos y verdes... También capas moriscas o túnicas chilabas muy actualizadas. Un fino cuero enrejado se mezcla con la organza para fabricar un llamativo vestido largo que cerró el desfile. Pero su toque de modernidad se nota en camisas y cortos vestidos de batista blancos de esmerado corte en las mangas, o en sus pantalones pitillo extra largos que se arrugan en el tobillo. Todo ello complementado por una colección de zapatos de tacón alto que recuerdan a las babuchas y bolsos tuareg de grandes dimensiones.

Vaudelet compartió pasarela en la mañana con la leonesa María Lafuente, muy inspirada en lo oriental. Presentó vestidos globo, otros con mucho volumen aunque de tejidos vaporosos, la mayoría en blanco y tonos pastel, con especial hincapié en serigrafías estampadas a mano que dan presencia a las texturas.

Aires sesenteros

La visión andaluza de la cordobesa Juana Martín es muy distinta. La diseñadora, que empezó con mucho volante de bata de cola, busca inspiración en los clásicos europeos, mira los sesenta para diseñar vestidos cortos y rectos, e introduce la rafia trabajada como prenda estrella. Su áspera textura se dulcifica con tratamiento tecnológico y se sofistica con deshilachados abundantes que recorren vestidos largos. El mismo material se lleva a chaquetas cortas y hasta el baño. Todo ello con la limpieza del blanco y un final de noche en negro. Los catalanes tuvieron destacada presencia en esta cuarta jornada. Entre ellos Sita Murt, que presentó una colección muy juvenil y que contó con la actriz sanluqueña Gala Évora para cerrar su desfile. / M. RODRÍGUEZ